La enseñanza en esto es que algo santo también puede apestar. Usted podría realmente ser un tipo piadoso, pero si la gente tapa sus narices que cuando usted camina cerca, algo está haciendo mal...
Según la ley de la Torá, el primogénito de un animal kosher doméstico debe traerse como ofrenda al Templo Santo en Jerusalén. Incluso cuando las condiciones no lo permiten (como es el caso desde hace 1900 años, desde la destrucción del Templo) el animal del primogénito retiene su status sagrado y está prohibido comerlo o hacer uso de él en ninguna forma. En los villorrios judíos de Europa criar ganado o cabras era una práctica común, estos animales corrían sueltos, metiéndose en todos lados y haciendo estragos en general. Como no podían lavarse ni esquilarse, su hedor era realmente insoportable.
La enseñanza en esto es que algo santo también puede apestar. Usted podría realmente ser un tipo piadoso, pero si la gente tapa sus narices que cuando usted camina cerca, algo está haciendo mal. En palabras de uno de los grandes sabios de la historia judía, Rabino Judá HaNasi: "¿Cuál es el camino correcto que una persona debe elegir? Lo que es armonioso para él y armonioso para su compañero también."
En el capítulo 29 del Génesis nosotros leemos de los matrimonios de Iaacov con Lea y Rajel.
Iaacov se enamoró de Rajel, la más joven de las dos hijas de su tío Labán. Labán acuerda darle a Rajel en matrimonio a cambio de siete años de trabajo. Iaacov mantiene su parte del pacto, pero Labán lo engaña: la novia bajo el velo dada a Iaacov es la hermana mayor de Rajel, Leá, y Iaacov sólo lo descubre a la mañana siguiente. Labán accede en permitirle casarse con Rajel; también, a cambio de otros siete años de pastorear sus rebaños.
Tener más de una esposa era práctica común en los tiempos bíblicos, y permitido bajo la ley judía, hasta que una ordenanza rabínica lo prohibiera hace aproximadamente mil años. Pero la Torá prohíbe expresamente casarse con dos hermanas. Aún cuando se ordenaron las leyes de la Torá oficialmente al pueblo judío en el Monte Sinaí muchos años después de los matrimonios de Iaacov, el Talmud nos dice que Abraham, Isaac y Iaacov ya observaban los preceptos de la Torá incluso antes de que se decretara en Sinaí. ¿Entonces, por qué Iaacov se casó con dos hermanas, contrariamente al código de conducta de la Torá?
Esta pregunta se la hacen muchos comentaristas de la Torá, y se dan explicaciones interesantes e innovadoras. El Rebe de Lubavitch discute algunas de estas explicaciones, alza algunas objeciones legales a cada una de ellas, y explica profunda y simplemente: Iaacov se casó a Rajel porque le había prometido que lo haría.
Conducirse con una conducta moral, explica el Rebe, es noble y deseable—con tal de que involucre sacrificio sólo de su parte. Pero si su conducta piadosa también impone privaciones y sufrimiento en otros, debe preguntarse entonces: ¿qué derecho tengo de aspirar a un mérito espiritual mayor a expensas del otro?
No casarse con Rajel, después de que ella esperó siete años en la promesa de una vida juntos, le habría causado insulto y una herida dolorosa. (Divorciarse de Lea tampoco hubiera resuelto el problema—la prohibición de la Torá de casarse con dos hermanas también aplica si fuera hermana de la ex-esposa). Aun cuando Iaacov no estaba obligado a obedecer la prohibición bíblica de casarse con dos hermanas, no tenía ningún derecho de aceptar para él una serie de valores si fuera a expensas de otro ser humano.
¿Qué tan piadoso debería ser? Tan piadoso como pueda. Con tal de que sea sólo usted quién esté pagando el precio.
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