Estimados lectores:

Este Simjat Torá es especial porque conmemoramos un año desde el mayor ataque a Israel y recordamos a los 1,200 mártires que fueron asesinados en ese día.

No creo que los enemigos de Israel hayan elegido atacar en esta fecha al azar. Por el contrario, su intención estratégica fue atacar durante una festividad judía, sabiendo que las defensas estarían más bajas. Además, querían dejar este día marcado para siempre con un dolor imborrable.

La mayoría de las festividades judías se pueden resumir con la famosa frase: “Nos quisieron destruir, no pudieron, comamos y festejemos.” Una de las pocas excepciones era Simjat Torá, en la cual celebramos con alegría la culminación del ciclo anual de la lectura de la Torá. Ahora, esta festividad tendrá una doble connotación.

En Simjat Torá bailamos con la Torá; no la leemos ni la estudiamos, la atamos y bailamos con ella. Un judío analfabeto puede regocijarse con la Torá a través del baile, porque la conexión con la Torá va más allá de lo intelectual. Es una conexión esencial para cada judío: nuestro ser está ligado en cada fibra con la Torá y sus mitzvot. No podemos concebir al pueblo judío sin la Torá y sin sus costumbres. Cualquiera puede bailar y alegrarse con la Torá, incluso si jamás la ha estudiado.

Este año, no podemos darles a nuestros enemigos el placer de arruinarnos nuestra fiesta más alegre. Debemos bailar aún más fuerte que antes, con más alegría y emoción. Esto no es una falta de respeto hacia los caídos el 7 de octubre; todo lo contrario, bailando los estaremos honrando.

¡Jag Sameaj!

Rabino Eli Levy