Estimados lectores:
Cada una de las plagas que cayeron sobre Egipto tiene un significado simbólico en el proceso de la redención general y, además, en la redención personal de cada individuo. Como siempre repetimos, “Salir de Egipto” significa liberarse de aquello que nos limita e impide nuestro crecimiento.
Hoy vamos a explorar la plaga de la oscuridad.
La novena plaga permitió que los judíos tuvieran la oportunidad de buscar los tesoros de Egipto, protegidos por las penumbras. La promesa divina era que estarían esclavizados, pero saldrían con grandes riquezas. El objetivo de la esclavitud y del exilio era recuperar esos tesoros que se hallaban en Egipto, del mismo modo en que el pueblo judío transita el exilio con la finalidad de rescatar las chispas de divinidad atrapadas en la materia de distintos lugares del mundo.
En el plano personal, es necesario adentrarse en la oscuridad para encontrar tesoros. Muchas veces atravesamos momentos oscuros, depresiones, angustias, llegamos a tocar fondo. Salir de allí es muy difícil y requiere un gran esfuerzo, pero el propósito de esa oscuridad es ayudarnos a descubrir los tesoros ocultos dentro de nosotros. Justamente, los momentos de adversidad y oscuridad son los que revelan nuestras fuerzas más profundas.
Para alcanzar la redención final, también debemos atravesar un último tramo de oscuridad, no una simple oscuridad, sino una densa y espesa, en la que la luz no se percibe y, además, inmoviliza a todos. Sin embargo, esta oscuridad existe solo para que podamos encontrar los tesoros ocultos.
¡Shabat Shalom!
Rabino Eli Levy
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