El gran tzadik Rabí Zushe de Anípoli, aprendió siete lecciones de los ladrones:
1. El ladrón va en silencio. Igualmente, Zushe no alardeaba de sus logros.
2. El ladrón pone la vida en juego para lograr su objetivo. Zushe hacía lo mismo, para ayudar a un semejante.
3. Cada detalle es crucial para el ladrón. Zushe nunca desperdiciaba la oportunidad de hacer un acto de bien o aprender de una experiencia.
4. El ladrón trabaja con empeño. Zushe oraba, estudiaba y meditaba con la misma diligencia.
5. El ladrón usa el tiempo con eficiencia. Zushe no desperdiciaba un solo momento.
6. El ladrón es optimista y siempre esperanzado. Tal cual era Zushe.
7. Si el primer intento no tiene éxito, el ladrón regresa para tratar otra vez. Zushe nunca se daba por vencido.
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