El cuerpo no es algo para abominar ni rechazar. Por el contrario, el cuerpo sirve como anteojos de sol para el alma. Sin el cuerpo, el alma sólo percibe Divinidad de un modo abstracto y etéreo.
El cuerpo permite al alma mirar lo divino frente a frente, en términos tangibles y concretos.
Es extraño, comparamos el Ser Supremo a un rey, empleamos parábolas de príncipes, joyas, pájaros, caballos... ¿Qué relación tiene todo esto con los temas absolutamente abstractos que representan? El Rebe explicó:
Nosotros y todo cuanto vemos a nuestro alrededor somos apenas un reflejo de todo lo que existe Arriba. La idea de un rey en nuestro mundo refleja el concepto de la Realeza Celestial. La dulzura de un fruto es un reflejo de la dulzura de la Sabiduría Superior La figura del cuerpo humano refleja la estructura interna del Cosmos, de modo que cada miembro u órgano representa una forma particular de Energía divina.
Cada una de estas entidades desciende desde su Residencia divina hasta nuestro espacio material y toma una forma tangible, para ayudarnos a comprender los conceptos superiores de donde provienen. Inclusive las invenciones de la era moderna estuvieron latentes durante años dentro de la creación, esperando ser descubiertas y reconectadas con su Raíz y Significado divinos.
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