La excusa de "Así es como me hizo D-os"
¿Por qué no puedo hacer lo que quiero? Después de todo, si quiero hacerlo, quiere decir que hay algo dentro de mí diciéndome que lo haga, ¿verdad? Estoy siendo yo mismo. ¿No es natural que sea yo mismo?
La excusa de "Perdón, perdí el control"
Mira, yo sé que está mal. Pero no puedo controlarme. Tengo esta tendencia violenta dentro de mí que... bueno, una vez que empiezo no puedo parar.
La excusa de "Soy especial"
Soy un artista, empresario, santo, comandante en jefe, heredero, científico. Tengo talentos muy especiales, habilidades y grandes cosas por hacer. Las reglas comunes no se aplican a mí. No puedo restringirme por leyes hechas para mantener al rebaño en raya.
La excusa de "No soy nada" y "¿De qué sirve?"
Ya sé, antes me preocupaba por esas cosas e intentaba corregir las cosas malas en el mundo. ¿Pero de qué sirve? El mundo es lo que es, y lo que yo haga o deje de hacer no va a hacer ninguna diferencia de todas formas. Así que dejo que las cosas sigan su curso.
Mishpatim y los Cuatro Prototipos de Daños
La lectura de la Torá de Mishpatim incluye mucho de lo que puede llamarse el "Código Civil" de la Torá, las leyes que gobiernan los asaltos, robos, daños, préstamos, alquileres, relaciones empleador-empleado, etc. Pero como los maestros jasídicos nos recuerdan repetidamente, todo en la Torá tiene un "cuerpo" y un "alma": el concepto más esotérico o sublime tiene una aplicación práctica, la ley más técnica tiene una importancia espiritual.
Mishpatim incluye las leyes de los "Cuatro prototipos de daños" (como los define el Talmud): "el animal, el pozo, el hombre y el fuego". Técnicamente, estos describen las cuatro categorías básicas de daños por las que una persona es responsable:
- "Animal": daños causados por el animal u otras posesiones de uno (por ejemplo, tu toro cornea la vaca de tu vecino; tu cabra se come los tomates de tu vecino).
- "Pozo": daño pasivo causado por la negligencia criminal de uno (por ejemplo, haces un pozo en el medio de la calle y alguien pasa, se cae y se fractura una pierna).
- "Hombre": daños activos infligidos por el hombre (por ejemplo, le rompes su lámpara de 1000 dólares o le partes la nariz).
- "Fuego": daños causados por no controlar fuerzas potencialmente dañinas que uno tiene la responsabilidad de controlar (por ejemplo, estás quemando basura en el fondo de tu casa y el fuego se extiende a la propiedad de tu vecino).
Los "Cuatro Prototipos de Daños", dice el Rebe, también describen cuatro fenómenos dañinos espiritualmente:
- La tendencia a seguir ciega e indiscriminadamente nuestras artimañas y deseos ("el animal").
- La falta de control del enojo y otras fuerzas destructivas en nuestra mente ("fuego").
- La falsa ilusión de que todo está permitido en pos de un objetivo "superior" ("hombre").
- La inercia del alma pasiva y hueca ("el pozo").
Así como las leyes de Mishpatim nos advierten y prescriben remedios para los "Prototipos de Daños" físicos, también el "alma de la Torá" contrarresta sus cuatro análogos espirituales:
- Sí, nuestros instintos animales son naturales, necesarios y deseables, pero solo cuando están guiados y dirigidos por los instintos superiores de nuestra alma Divina.
- Sí, hay fuerzas volátiles que rugen dentro nuestro; pero se nos ha dado la responsabilidad y los medios para controlarlas.
- No, nuestras aspiraciones más altas y espirituales no están exentas de las reglas de la ley. Al contrario, cuando no se remiten a una autoridad mayor, se convierten en la causa de los males más grandes perpetrados por el hombre.
- Ciertamente, la pasividad es algo en lo que es muy fácil caer. Debemos recordarnos constantemente que nuestras acciones hacen una diferencia en el mundo de D-os: Él lo creó, Él nos confió la tarea de mejorarlo, y Él nos proveyó los recursos para hacerlo. Solo debemos escarbar la superficie de nuestra alma para descubrir la fe, la voluntad, la pasión y la energía para actuar.
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