Sin embargo, [la persona] debe tener permanentemente en mente cuál es el comienzo del servicio [Divino], así como su núcleo y raíz. Esto quiere decir que aunque el temor es la raíz de "aléjate del mal" y el amor [es la raíz] de "haz el bien", no obstante, no basta con despertar solamente el amor para "hacer el bien", sino que, al menos, [antes de ejecutar el mandamiento positivo, la persona] debe despertar primero el temor natural que se encuentra oculto en el corazón de cada judío para no rebelarse contra el Supremo Rey de reyes, el Santo, bendito sea, como se declarara arriba, a fin de que [este temor] se manifieste en su corazón o, al menos, en su mente. Esto significa que [a fin de despertar dentro de sí esta última clase de temor, que] al menos medite en su mente acerca de la grandeza del bendito Ein Sof y su Majestad, que se extiende a todos los mundos, tanto superiores como inferiores, y que [considere además que] "El llena todos los mundos", y "abarca todos los mundos", como está ecrito: "¿No lleno acaso Yo el cielo y la tierra?" Y, con todo, [Di-s] deja de lado a [las criaturas de] los [mundos] superiores y a [las criaturas de] los inferiores, y confiere su Majestad únicamente a Su pueblo Israel, en general, y [se la confiere] a él en particular pues la persona tiene el deber de decir: "En aras de mí fue creado el mundo". Y él, por su parte, acepta Su Soberanía sobre sí, que El sea Rey sobre él, para servirlo a El y hacer Su Voluntad en toda clase de labores serviles.
"Y, he aquí, Di-s [Mismo] está sobre él" y "todo el mundo está lleno [solamente] de Su gloria" y [no sólo por ser omnipresente El ve todo, sino que, lo que es más,] El observa [a él en particular], y "revisa [sus] riñones y corazón" [para ver] si Lo está sirviendo adecuadamente. Por eso, debe llevar a cabo su servicio en Su presencia con reverencia y temor [no sólo como uno que está en el dominio del Rey, sino, más bien,] como uno que está parado delante del Rey.
La persona ha de meditar profunda y extensamente acerca de este concepto, de acuerdo a la capacidad de captación de su cerebro y pensamiento, y [de acuerdo a ] el tiempo que tenga disponible [para dedicar a esta reflexión; este tiempo es:] antes de abocarse a [el estudio de ] la Torá o [la ejecución de] un mandamiento, como ser antes de ponerse el talit o los tefilín.
Que también reflexione cómo la luz del bendito Ein Sof, que abarca todos los mundos y permea todos los mundos, y que es idéntica a la Voluntad Suprema, se inviste en las letras y sabiduría de la Torá, o [si la reflexión tiene lugar antes de que vista su talit y tefilín, que contemple cómo la Voluntad Divina está investida] en estos tzitzít y tefilín [siendo la Voluntad de Di-s que el judío los vista], y a través de su recitado [o estudio de Torá] o vestido [de tzitzít y tefilín] atrae sobre sí mismo Su bendita luz, o sea, sobre la "parte de Di-s de lo Alto" que está dentro de su cuerpo [y lo anima]. [Esto lo hace con la intención de] que [su alma] pueda ser absorbida y anulada en Su bendita luz. Específicamente, a través de los tefilín, [su intención ha de ser] que los atributos de sabiduría y entendimiento que están en su Alma Divina se anulen y absorban dentro de los atributos de Sabiduría y Entendimiento del bendito Ein Sof, estando estos investidos, en particular, en los párrafos de Kadesh y Vehaiá ki ieviajá. Vale decir, que utilice la sabiduría y el entendimiento que están en su alma sólo para Di-s únicamente. Similarmente, [que tenga la intención de] que el atributo de dáat que está en su alma, el que incluye tanto a jésed (bondad) como a guevurá (severidad) —es decir, temor y amor, en su corazón— sea nulificado y absorbido dentro del atributo de la Comprensión Superior (Dáat HaElión), que engloba jésed y guevurá, y que está investido en el párrafo de Shemá y Vehaiá im shamóa. Esto concuerda con lo escrito en el Shulján Aruj: [que mientras la persona se pone los tefilín tenga la intención de] "subordinar su corazón y cerebro [a Di-s]".
Y al envolverse en los tzitzít, que tenga presente lo que está escrito en el Zohar, a saber, que atraiga sobre sí Su bendita Soberanía, que es la Soberanía sobre todos los mundos; [sin embargo, debemos tener la intención y empeñarnos] en asociarla [—la Soberanía de Di-s—] particularmente a nosotros, a través de esta mitzvá. Esto es análogo a [el mandamiento]: "De seguro pondrás un rey sobre ti".
En tal caso, [habiendo reflexionado en esta cuestión,] entonces: aun si luego de toda ésta [meditación] no descienden sobre él temor o miedo alguno de una manera manifiesta en su corazón, no obstante, puesto que acepta sobre sí la Soberanía del Cielo, y atrae sobre sí el temor a El en su pensamiento consciente y en su voluntad racional, y esta sumisión [a Di-s y su temor a El] es, sin lugar a dudas, sincera —pues está en la naturaleza de todas las almas judías no rebelarse contra el bendito Rey Sagrado—, entonces, la Torá que estudia o el mandamiento que ejecuta debido a esta sumisión [al yugo celestial] y por el temor que él ha atraído hacia su mente, son denominados "servicio perfecto", como todo servicio [realizado] por un esclavo para su amo o su rey [que, por supuesto, es apremiado por el temor y el miedo].
Por otra parte, si [la persona] estudia [Torá] y cumple el mandamiento con amor solamente, a fin de apegarse a El a través [del estudio] de Su Torá y [el cumplimiento de] Sus mandamientos, esto no es denominado "servicio de un sirviente", en tanto que la Torá ha declarado: "Y serviréis (vaavadtém) a Di-s vuestro Señor..." y [análogamente está escrito:] "A El serviréis (taavódu)...". tal como se explica en el Zohar [Parshat Behar]: "Así como el buey sobre el que primero se coloca el yugo para hacerlo útil al mundo,... del mismo modo también el ser humano debe ante todo someterse al yugo del Reino Celestial [y sólo entonces abocarse al servicio Divino]; y si ésta [sumisión] no se encuentra en él, la santidad no puede descansar en él...". [Y en Raaiá Mehemná, ibíd. 111b] [se declara] que cada hombre debe estar [en su servicio a Di-s] en dos condiciones y niveles: la de un servidor y la de un hijo. Y aunque puede encontrarse un hijo que también es sirviente, es imposible alcanzar este nivel sin el prerrequisito de [el nivel superior de temor y reverencia conocido como] Irá Ilaá, como lo saben los iniciados.
Además, incluso en el caso de aquel que ni siquiera en su mente y pensamiento siente temor o vergüenza alguna20* a causa del limitado rango de su alma, originaria de los grados inferiores de las Diez Sefirot de Asiá — no obstante, dado que con su servicio tiene la intención de servir al Rey, este es [inequívocamente] un servicio completo. Porque el temor y el servicio son computados como dos mandamientos del total de 613, y no excluyen uno al otro. Además, de hecho, [no sólo cumple la obligación de servicio;] también cumple el mandamiento de temer [a Di-s] al introducir el temor en su pensamiento, pues en esta hora y momento, de todas maneras, descansa sobre él el temor del Cielo, al menos como el temor en presencia de un ordinario mortal, ni siquiera un rey, que lo observa, cuando se abstendría de hacer cualquier cosa impropia a los ojos del otro. Esto [también] se denomina temor; como dijera Rabán Iojanán ben Zakái a sus discípulos: "Sea la voluntad [de Di-s] que esté en vosotros el temor al Cielo como el temor a un ser humano" [sobre lo que sus discípulos protestaron: "¿Nada más que eso?" y él les respondió que la prueba de que ésta es ciertamente una forma genuina de temor radica en que] "...pues habéis de saber que cuando una persona peca dice [a sí misma]: '¡Ojalá nadie me vea!"... Semejante temor, sin embargo, es llamado irá tataá ("Temor de Nivel Inferior") e irát jet ("temor al pecado) que precede a la sabiduría, en tanto que el Temor Superior es un "temor vergonzoso". Pues hay dos clases de temor....
Sin ningún temor en absoluto, sin embargo, [el cumplimiento de Torá y mitzvot por parte de la persona] no se remonta a lo Alto [a las sefirot Supremas] por medio del amor solamente, tal como el ave no puede volar con un solo ala, pues el temor y el amor son las dos alas [como está escrito en Tikuním]. Similarmente, el temor solamente no es sino un ala, y [el servicio de la persona] no puede ascender con ella a lo Alto, aun cuando se lo denomine "servicio de un sirviente", [adecuadamente motivado por el temor, o el miedo], pues también debe haber un [servicio del] nivel [característico] de "hijo" a fin de despertar al menos el amor natural [a Di-s] que está oculto en su corazón, para que al menos tome consciencia de él en su mente, para recordar su amor al Di-s Unico en su pensamiento y en su deseo de apegarse a El. Esta debe ser su intención al abocarse a la Torá o al mandamiento específico [que está por cumplir]: que su Alma Divina, así como su alma vitalizadora, junto con sus "vestimentas", se apeguen a El, como se ha explicado arriba.
Sin embargo, de hecho, los Sabios han dicho: "Que el hombre jamás se excluya a sí mismo de la comunidad". Por eso, debe tener la intención de unir y apegar a El, bendito sea, la fuente de su Alma Divina y, [además,] la fuente de todas las almas de Israel, siendo [esta fuente] el aliento de Su boca, llamado con el nombre de 'Shejiná' porque mora (shojenet) y se inviste en todos los mundos animándolos y dándoles existencia, y es [la Shejiná] la que lo imbuye con la facultad del habla para pronunciar [sus presentes] palabras de Torá, o con el poder de acción para ejecutar el mandamiento específico [de este momento].
Esta unión [de la fuente de las almas judías con Di-s] se logra al atraer la luz del bendito Ein Sof aquí abajo, al abocarse a la Torá y a los mandamientos en los que ella está investida. Y tendrá la intención de atraer Su bendita luz sobre la fuente de su alma y de las almas de todo Israel, para unirlas [a El]. El significado de esta unión se analizará en detalle más tarde; véase allí. Este, entonces, es el significado de [las palabras pronunciadas antes del cumplimiento de varios preceptos:] "En aras de la unión de Kudshá bríj hu con Su Shejiná... en nombre de todo Israel.*
* NOTA
Con ello [—el cumplimiento de Torá y mitzvot—], también las guevurot, de por sí, serán endulzadas por los jasadím a través de la asociación de las midot y su unión, por medio de la revelación de la Voluntad Suprema que se revela en lo Alto a través del estímulo desde abajo, a saber, su revelación [aquí] abajo en la ocupación [de la persona] en la Torá y los mandamientos, pues [estos] son su bendita Voluntad. Así está escrito en Idrá Rabá y en Mishnat Jasidím, Tratado de Arij Anpín, cap. 4, que los 613 mandamientos de la Torá se derivan de la "blancura" de Arij Anpín, que es la Voluntad Suprema, la fuente de los Jasadím.
Y aunque para que esta intención sea sincera en su corazón —de modo que su corazón realmente desee esta Unión superior (Ijud Elión), [uniendo a todas las almas judías con su fuente en la Divinidad]— su corazón debe albergar un amor inmenso (ahavá rabá) a Di-s solamente, para causar placer a El solamente y no con el propósito de saciar la sed de Di-s de su propia alma sino "como un hijo que se esfuerza por su padre y su madre, a quienes ama más que a su propio cuerpo y alma..." [18como se explicó arriba, en nombre de Raaiá Mehemná] — no obstante ello, cada persona debe habituarse a sí misma a esta intención. Pues aunque puede no estar en su corazón en perfecta y completa verdad como para que lo anhele con todo su corazón, no obstante, en cierta pequeña medida su corazón lo desea genuinamente en virtud del amor innato en cada corazón judío para hacer lo que fuere la Voluntad superior de Di-s. Y esta unión es su verdadero deseo, a saber, la Unión superior en [el Mundo de] Atzilut que se produce por un estímulo desde abajo, por medio de la unión del Alma Divina y su absorción dentro de la luz de Di-s que está investida en la Torá y los mandamientos a los cuales se aboca, para que ellos se vuelvan realmente uno, como se ha explicado arriba.
Pues en razón de esto, la fuente de la Torá y los mandamientos, es decir, el Santo, bendito sea, se une con la fuente del alma Divina del individuo, que es llamada 'Shejiná'. [Expresado esto en términos de los diferentes niveles de iluminación superior,] éstas son las categorías de "llenando todos los mundos" y de "abarcando todos los mundos", como se explica en otra parte en detalle.
Pero la unión de la propia alma [del individuo] con la luz de Di-s, y su absorción dentro de ésta, volviéndolos uno — esto es lo que todo hombre de Israel desea con absoluta y completa sinceridad, con todo su corazón y con toda su alma, en virtud del amor natural oculto en el corazón de cada judío para aferrarse a Di-s y no desunirse, escindirse o separarse, Di-s libre, de Su bendita Unidad y Unicidad bajo ninguna circunstancia, aun a costa de su vida misma. La ocupación en la Torá y los mandamientos y la plegaria es también cuestión de entrega real del alma, al igual que cuando abandona el cuerpo al cabo de setenta años, pues [en ese momento] ya no piensa en las necesidades corpóreas, sino que su pensamiento está unido con, e investido en, las letras de la Torá y la plegaria, que son la palabra y el pensamiento de Di-s, y ellos se vuelven realmente uno. Esta es [también] toda la ocupación de las almas en el Jardín del Edén, como se afirma en la Guemará y en el Zohar, con la diferencia de que allí ellas se deleitan en su captación de la luz de Di-s y su absorción dentro de ella.
Es por ello que fue ordenado [por los Hombres de la Magna Asamblea] recitar al comienzo de las bendiciones de la mañana, antes de la oración, "Di-s mío, el alma [que Tú pusiste dentro de mí es pura]... Tú la soplaste [dentro de mí] y Tú eventualmente la tomarás de mí...". Es decir: En vista de que Tú la soplaste dentro de mí y Tú eventualmente la tomarás de mí, por eso yo, desde ahora mismo, Te la entrego y devuelvo a Ti, para unirla con Tu Unicidad, como está escrito: "A Ti, Oh Di-s, alzo mi alma" [a fin de unirla con Di-s], o sea, a través de la ligazón de mi pensamiento con Tu pensamiento, y de mi habla con Tu habla, por medio de las letras de la Torá y la plegaria [que pronuncio]; y, especialmente, cuando uno habla a Di-s en segunda persona, como [en la frase] "Bendito eres Tú" y similares.
Con esta disposición para entregar su alma a Di-s debe comenzar [el recitado de] las bendiciones matutinas: "Bendito eres Tú...", y así sucesivamente. Similarmente, con esta disposición debe también comenzar a estudiar una sesión regular de estudio inmediatamente luego de la plegaria. Del mismo modo también en el transcurso del día, antes de comenzar a estudiar, es necesaria al menos una preparación tal, como se sabe que en el caso de los beinoním, la preparación esencial e intención "en aras de ella misma", cuando es indispensable, es antes de comenzar a estudiar. Esto es igual al caso de [escribir] un Acta de Divorcio o un Rollo de la Torá, en los que [la intención de que sea] "en aras de ella misma" es un requisito indispensable, y basta con que al comienzo de la escritura [de un rollo de la Torá, el Escriba] diga: "Estoy por escribir en aras del sagrado propósito del Rollo de la Torá", o [en el caso de un Acta de Divorcio, que lo escribe] "para él y para ella", etcétera. Y cuando estudia por un número consecutivo de horas debe reflexionar acerca de la mencionada disposición al menos cada hora. Pues cada hora hay un diferente flujo de los mundos superiores para animar a aquellos [que están] aquí abajo, en tanto que el flujo de vitalidad [que viene de lo alto] en la hora anterior retorna a su fuente [conforme el principio esotérico de "Avance y Retroceso" [explicado] en Sefer Ietzirá] junto con toda la Torá y las buenas acciones de aquellos [que están] aquí abajo. Pues en cada una de las doce horas del día rige una de doce combinaciones de [las cuatro letras que forman] el bendito Nombre Havaiá, en tanto que combinaciones de [las cuatro letras que forman] el Nombre Adnai rigen por la noche, como es sabido.
Ahora bien, toda la intención de la persona en la entrega de su alma a Di-s a través de Torá y plegaria, para elevar la chispa de Divinidad que está en su interior a su fuente, ha de ser exclusivamente con el propósito de causar gratificación a El como, por ejemplo la alegría de un rey cuando su único hijo regresa a él, luego de haber salido [en libertad] del cautiverio o la prisión, como se ha explicado antes.
Ahora bien, esta intención [de únicamente ocasionar placer a Di-s al retornar la propia alma a Di-s] es genuina y verdadera totalmente sincera en cada alma judía en toda época y a cada hora, en virtud del amor natural que es una herencia legada a nosotros por nuestros antepasados. No obstante, [la persona no debe darse por satisfecha con apenas este nivel de servicio;] debe establecer momentos predeterminados para meditar acerca de la grandeza de Di-s a fin de lograr temor y amor generados intelectualmente, y con todo eso, quizás [pueda tener éxito en lograr semejante temor y amor], como se ha afirmado antes.
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