Ahora bien, el Nombre Elokím es el Nombre que indica el atributo de guevurá y tzimtzúm, y por eso es también numéricamente igual a hateva/הטבע ("la naturaleza"), pues [Elokím] oculta la Luz Suprema que trae al mundo a la existencia y le da vida, y parecería como que el mundo existe

y se conduce de acuerdo a las leyes de la naturaleza [independientemente de toda influencia sobrenatural]. Y este Nombre Elokím, [no como existe en su fuente suprema, sino como actúa a través del atributo de guevurá, de modo que el mundo parece conducirse de una manera natural,] es un escudo y una vaina para el Nombre Havaiá, ocultando la luz y la fuerza vital que fluye del Nombre Havaiá, y trayendo a la creación a existencia desde la nada, de manera que [la luz y la fuerza vital] no sean reveladas a las criaturas, las que [de no ser así] se verían totalmente anuladas.

[Puesto que es sólo a través del ocultamiento producido por el Nombre Elokím que pueden existir los seres creados,] la cualidad de esta guevurá y tzimtzúm es también un aspecto de jésed, mediante el cual es construido el mundo. Y ésta es la cualidad de guevurá que está incluida en jésed.

De la inclusión mutua de los atributos, es evidente que "El y Sus atributos son Uno", pues dado que están en completa unidad con El se unen, en consecuencia, uno con el otro, y están comprendidos uno en el otro. Como dijo Eliahu: "Y Tú eres Aquel que losliga y los une...; y fuera de Ti no hay unidad entre aquellos [atributos] arriba...".

Este, entonces, es el significado de aquello que está escrito: "Lleva a tu corazón que Havaiá es Elokím". Es decir, estos dos Nombres son en realidad uno, porque incluso el Nombre Elokím, que contrae y oculta la luz [de la fuerza Divina responsable de la creación], es una cualidad de jésed, tal como el Nombre Havaiá. Pues los atributos del Santo, bendito sea, se unen a El en una unidad completa, y "El y Su Nombre son Uno", pues Sus atributos son Sus Nombres. Puesto que es así, en consecuencia sabrás que "en los cielos arriba y sobre la tierra abajo, ein od". Esto quiere decir que incluso la tierra material, que a ojos de todos parece como si realmente existiera, es nada y nulidad absoluta en relación al Santo, bendito sea. Pues el Nombre Elokím oculta y contrae [la luz y fuerza vital] sólo para las [criaturas] inferiores, pero no para el Santo, bendito sea, dado que El y Su Nombre Elokím son Uno. Por eso, incluso la tierra y todo lo que se encuentra debajo de ella es nada y nulidad absoluta en relación al Santo, bendito sea, y no es denominado con nombre alguno, ni siquiera con el nombre de od ("aparte"), el que indicaría una categoría subordinada, como en la afirmación de nuestros Sabios: "Iehudá veod likrá". También éste es el caso del cuerpo, el que está subordinado al alma y la fuerza vital que hay en su interior. [Y éste es el significado del versículo: "Alabaré a Havaiá con mi vida; cantaré a Elokím con odí". [Y el hecho de que se emplee el término Elokím en conexión con el cántico del cuerpo es] pues la vida [es decir, el alma,] se deriva del Nombre Havaiá, y el od, que es el cuerpo, su subordinado, del Nombre Elokím] — pues el alma no trae al cuerpo a la existencia a partir de la nada. Pero en relación al Santo, bendito sea, Quien trae todo a la existencia a partir de la nada, todo está absolutamente anulado en relación a El, tal como la luz del sol [lo está] en el sol.

A ello se debe que la Torá considerara necesario prevenir: "Sabe este día y llévalo a tu corazón..." [que "en los cielos arriba y en la tierra abajo, no hay otro"], para que no se te cruce por la mente que los cielos y todas sus huestes, y la tierra y todo lo que la llena, son en mérito propio entidades separadas, y que el Santo, bendito sea, llena todo el mundo del mismo modo en que el alma está investida en el cuerpo, y que El provoca el flujo de la "fuerza vegetativa" en la tierra, y el poder del movimiento en las esferas celestes, y las mueve y dirige de acuerdo a Su Voluntad, tal como el alma mueve al cuerpo y lo dirige de acuerdo a su voluntad. En verdad, sin embargo, la analogía [de alma y cuerpo] no guarda similitud alguna con el objeto en comparación, [la Divinidad y el mundo,] pues el alma y el cuerpo son realmente [entes] separados uno del otro en sus fuentes. La fuente del cuerpo y su esencia cobra existencia no del alma sino de la semilla de su padre y su madre; e incluso después, su crecimiento no es sólo del alma, sino de la alimentación y bebida que ingiera la madre en el curso de los nueve meses [de gestación], y posteriormente de su propia alimentación. No ocurre así, sin embargo, en el caso del cielo y la tierra, pues su mismo ser y esencia fueron traídos a la existencia de la nada y la nulidad absoluta únicamente a través de la "palabra de Di-s" y el "aliento de Su boca". Y también ahora, la palabra de Di-s perdura por siempre [en todas las cosas creadas,] y fluye en ellas continuamente a cada instante, creándolas de nuevo a partir de la nada, tal como, por ejemplo, la creación de la luz del sol dentro del mismísimo globo solar. Así, en realidad, ellos están anulados por completo de la existencia en relación con la "palabra de Di-s" y el "aliento de Su boca", los que están unidos a Su Esencia y Ser, como [esta unión] se explicará luego, tal como la luz solar [está anulada] en el sol. Sólo que estos son Sus poderes de contención, para esconder y ocultar, mediante el atributo de guevurá y tzimtzúm, la fuerza vital que fluye en ellos, de modo que el cielo y la tierra y todas sus huestes parezcan como si fueran entidades de existencia independiente. Sin embargo, el tzimtzúm y ocultamiento es sólo para los [mundos] inferiores, pero en relación con el Santo, bendito sea, "todo, ante El, es considerado como realmente nada", como la luz del sol dentro del sol. El atributo de guevurá de ninguna manera, Di-s libre, oculta de El, pues no es una entidad independiente; más bien, Havaiá es Elokím.