A los miembros de la comunidad de...
Mis amados, hermanos y amigos míos, que me son como mi propia alma.
Las privaciones de estos tiempos no me están ocultas, en que los medios para ganarse la vida han declinado, especialmente entre aquellos conocidos por mí en vuestra comunidad, cuyas manos han vacilado, de modo que carecen de abastecedor alguno [sin un trabajo disponible tanto para el marido como para la esposa], y literalmente piden prestado para comer. Quiera Di-s mostrarles Su compasión y prontamente traerles respiro de sus apuros.
No obstante ello, no actúan correctamente con sus almas, conforme los reportes de que cierran su mano que, durante toda su vida, hasta este mismo día, ha estado abierta para dar con mano plena y ojo generoso para todas las necesidades vitales para satisfacer las necesidades de los "limpios" menesterosos cuyos ojos se alzan a nosotros.
Si nosotros no nos apiadamos de ellos, Di-s libre, ¿quién lo hará? Y está escrito: "¡...para que tu hermano pueda vivir contigo!" En cuanto a la decisión de los Sabios, que "Tu propia vida tiene prioridad", esto se aplica sólo al caso en que "uno tiene un jarro de agua en su mano..."; esto es, cuando es igualmente esencial que ambos beban a fin de salvar sus vidas de la sed. Pero si un pobre precisa pan para las bocas de bebés, leña y vestimentas contra el frío, y cosas similares, todas éstas tienen prioridad a cualquier prenda fina y festines familiares, con carne, pescado y toda clase de delicias, para uno mismo y todos los integrantes de su casa. La norma de que "tu propia vida tiene prioridad" no se aplica en semejante caso, porque éstas no son realmente [necesidades] esenciales para la vida, como lo son las del pobre, en idéntica igualdad, como se analiza en Nedarím, folio 80[b].
Ahora bien, lo precedente sigue los requerimientos precisos de la ley. De hecho, sin embargo, incluso en un caso donde semejante razonamiento no se aplica tan plenamente, no es apropiado que hombre alguno insista en la letra de la ley; más bien, debería imponer austeridad en su propia vida e ir mucho más allá de la letra de la ley. Además, uno debería estar preocupado, en aras de sí mismo, por la enseñanza de nuestros Sabios que quien es minucioso en esta cuestión [y no va más allá de la letra de la ley], "será eventualmente llevado a esta cuestión": [él mismo, eventualmente, precisará de la caridad], Di-s libre. Y, después de todo, todos nosotros precisamos de las mercedes del Cielo en todo momento, [que se provocan] solamente por medio de una iniciativa desde abajo, en todo momento y a toda hora, al despertar nuestra compasión por aquellos que están necesitados de compasión. Pero quienquiera endurece su corazón y suprime su compasión, por cualquier razón que fuere, provoca lo mismo en lo Alto, Di-s libre.
Después de todo, además, "No hay persona justa sobre la tierra que haga el bien..." —siempre— "...y no peque", y la tzedaká expía y protege contra el infortunio, etc. Es, por lo tanto, una verdadera curación para el cuerpo y el alma, respecto de lo cual [está escrito]: "Piel por piel, y todo lo que el hombre posee dará por su alma".
Cuánto más se aplica esto cuando somos "creyentes hijos de creyentes" en el hecho de que la caridad no es más que un préstamo al Santo —bendito sea—, como está escrito: "Quien muestra gracia hacia el pobre presta a Di-s, y El le resarcirá su buena acción", doblemente, en este mundo. Pues el cumplimiento de ninguno de los mandamientos es recompensado en este mundo, salvo la caridad, porque ella es benéfica para las criaturas, como está escrito al final del primer capítulo de Kidushín.
Asimismo, uno debería sentirse perturbado en cuanto al castigo, Di-s libre, cuando sus compañeros se asocian en aras de una mitzvá y él no se une a ellos, como se sabe de las palabras de nuestros Sabios.
Que la vida sea placentera para quienes prestan atención, y que descansen sobre ellos bendiciones de toda suerte de bondad. "Actúa con benevolencia, Di-s, para con los buenos y rectos", como es su deseo y como es el deseo del [escritor] que procura su bienestar con todo su corazón y alma.
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