Es el precepto con el cual se nos ordenó dar caridad, sostener a los desdichados y aliviarlos (en su situación precaria).

La ordenanza de este precepto ya sobrevino con diversas expresiones. Dijo: Abrir, has de abrir tu mano, y dijo: Lo sostendrás —prosélito o (judío) nativo— y vivirá contigo, y dijo: Y vivirá tu hermano contigo.

La intención de todos estos versículos es una: que demos sustento a nuestros pobres y los apoyemos con lo que carezcan.

Las leyes de este precepto han sido explicadas ya en diversos lugares, en su mayoría en (el Tratado Talmúdico de) Ketubot, y en (Babá) Batrá.

Se nos ha transmitido, también, que incluso el pobre que se sustenta de la caridad está obligado en (el cumplimiento de) este precepto, es decir: la caridad para con quien está en inferioridad (de condición) a él o a quien es igual a él, siquiera con algo mínimo.