Es el precepto con el cual se nos ordenó temer a los padres, y que los consideremos del rango de aquel de quien se teme que castigue —como el Rey— y que nos conduzcamos con ellos como hemos de conducirnos con aquel a quien tememos y recelamos de que nos haga algo indeseable.
Es lo que El, exaltado sea, dijo: Todo hombre, a su madre y a su padre temerán.
En la expresión del Sifrá: "¿Qué es temor? Que no se siente en su lugar, que no hable en lugar suyo, y que no contradiga sus palabras".
También las leyes de este precepto han sido explicadas ya en (el Tratado Talmúdico de) Kidushín.
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