En cualquier campo de investigación, lo más interesante son siempre los umbrales. El acoplamiento entre dos sistemas.
Para un ecologista, las montañas son interesantes por sus bosques alpestres y su fauna orientada verticalmente. Los llanos son interesantes por sus hierbas y pantanos. Pero nada es más fascinante que las colinas, donde los dos ecosistemas se unen.
Uno de los campos más interesantes (y más útiles) hoy en día es el del “interfaz humano " — el lugar en donde la gente y las máquinas se unen. También existe el estudio de estos límites — la fascinante frontera entre un rígido orden y la aleatoriedad total, donde cosas tales como amebas, vendedores de bonos, rabinos de Beit Jabad y similares son analizados. En Halajá (ley de Torá), hay mucha discusión sobre el estado del crepúsculo — la gris área donde el día finaliza y la noche comienza. Una puerta es la metáfora más común de la Tora para ilustrar el crepúsculo: Un lugar donde uno no está ni adentro ni afuera, sino es parte de ambos.
La Tora generalmente habla en términos de sistemas duales: el Cielo y la tierra; Di-s y el hombre; Creador y creado; la nada y algo. Si deseamos adentrarnos en este fascinante territorio, podemos preguntarnos: ¿Dónde se unen y qué sucede en ese punto de unión?
La primera descripción de tal lugar fue dada por Iaakov, el tercero de los tres Patriarcas del pueblo judío. Al salir de la tierra de Canaan se durmió en un lugar y soñó con una escalera con mensajeros de Di-s que ascendían y descendían. Cuando despertó, él clamó hacia, “¡Y-H-V-H (-- lo pronunciamos “Havaieh”, ya que Tora nos comanda a no pronunciar el nombre de Di-s de cuatro letras de la manera que está escrito; pero veremos más sobre este nombre más adelante--) está en este lugar, y no lo note! “Una vez que este descubrimiento lo alcanzo, él tembló y dijo, “¡este lugar es impresionante!” (La traducción original Aramea dice, “¡este no es un lugar normal!”) Y continuo diciendo, “¡solamente ésta podría ser la casa de Elokim, ésta es la entrada del cielo!”
Pasaron más de setecientos años antes de que la visión de Jacob fuera realizada, cuando el rey Salomón construyó el santo templo en esa montaña, colocó el Santo de los Santos alrededor de ese punto, y colocó la sagrada arca en la roca donde Jacob había puesto su cabeza para descansar. Los Sabios del Talmud llaman a esa roca, “la piedra de la fundación” – porque dicen, de ella comenzó el mundo. Como esta dicho “el lugar de origen de la creación ex –nihilo (algo creado de la nada) y el lugar donde los dos se unen.”
¿Qué ocurría en este lugar? Se unía con el contra-espacio. Esto es lo que ocurría:
El compartimiento del Santo de los Santos medía veinte codos por veinte codos. El arca fue colocada en el centro, y medía 2 codos y medio por 1 codo y medio. De la pared sur del compartimiento al lado adyacente de la arca medía 10 codos. Lo mismo ocurría del lado norte del compartimiento.
Usted está leyendo correctamente: El arca no ocupaba espacio alguno. O, para ser más exactos, según el marco de referencia de las dimensiones del compartimiento, el arca no ocupaba espacio. El arca en sí mismo ocupaba 2 y medio codos por 1 y medio, porque ésas son las dimensiones especificadas por la Tora para ser un arca que pueda entrar en este compartimiento y no ocupar espacio.
En concreto: El espacio y el no-espacio se unificaron, pero no se anularon entre si. ¡Qué es exactamente lo que dijo Iaakov, “Havaieh está en este espacio!” y también, “ésta es la casa de Elokim.”
Iaakov se encontró en un lugar que expresa la esencia de la Tora. Él se encontró entre las dos expresiones de Di-s: Havaieh y Elokim.
Panteísmo y la idolatría surgieron por separar estas dos manifestaciones del mismo Di-s. Toda la gente reconoce que hay fuerzas de la naturaleza. Algunos son lo suficientemente inteligentes para notar la unidad de todas estas fuerzas al observar cómo armonizan entre si y se expresan en patrones similares. En la antigüedad, los hombres crearon, bajo esta comprensión un sofisticado panteón de deidades. Los más iluminados entre estos hombres consideraban a estos ídolos como meras reflexiones de las fuerzas de la naturaleza. Hasta hoy en día, la mayoría de la gente acepta a estas fuerzas como absolutas y necesarias. Un mundo sin gravedad u ondas electromagnéticas es casi tan impensado como un mundo sin TV. Por supuesto la ausencia del tiempo, del espacio y de la lógica en si misma.
Di-s como la fuerza detrás de todas las fuerzas naturales es llamado con el nombre Elokim. Cuando el Tora enumera la creación del mundo a través de las diez sentencias, utiliza este nombre, como vemos en, “y dijo Elokim, “que sea haga la luz— y se hizo la luz”. Éste es Di-s expresado dentro del tiempo y el espacio y todo que podemos observar. Di-s es inmanente.
Pero la esencia es algo que está más allá de todo. Algo que no se puede definir como la perfección, ni como la ausencia. Algo que no se puede definir en absoluto. Havaieh es Di-s pues él está más allá de todo lo conocido. Trascendente. “Soy Havaieh, yo no he cambiado”. Más allá de tiempo y espacio y de cualquier razonamiento que podríamos tratar de aplicar. Es la fuente misma de toda existencia. Como Maimonides escribe, “Si El es, todo lo demás es. Pero si El no es, entonces nada puede existir”.Milagros, Tora y tzadikim son las manifestaciones de Havaieh en este mundo.
Algo interesante es que, los antiguos panteones, desde Egipto a Noruega, generalmente incluían a un dios original del cual todas las cosas originaron. Pero esta deidad mayor permanecía totalmente distante de la jerarquía entera. Después de todo, implicarse en las pequeñeces del mundo que origino de su esencia contaminaría su perfecta unicidad. Como el Faraón dijo a Moisés, “¿quién es Havaieh que debo escuchar su voz? El Faraón no negaba su existencia, sino la idea de que El se molestaría en inmiscuirse en la política interna de Egipto.
Abraham fue el primero en romper esta dicotomía. Él introdujo la idea que el mismo Di-s que originó todas las cosas, él también tiene una profunda preocupación por lo que ocurre aquí abajo. Hasta Abraham, el Midrash dice, Di-s era Señor de los cielos. Abraham lo hizo Di-s del cielo y la tierra. Abraham dijo, ¿“observa todas estas fuerzas de la naturaleza? ¿Todos tus dioses de viento y fuego, de amor y guerra, de fertilidad y alegría? son solo manifestaciones de un ser único, trascendente, quién no cambia y de quién originan todas las cosas. De la misma forma que El puede ser infinito y el inmutable en la esencia que precede a todas las cosas, así también El puede ser encontrado en el mundo efímero, temporal en el cual vivimos. Havaieh es Elokim. En verdad, no hay nada sino El.”
Iaakov, el nieto de Abraham, estaba deleitado en encontrar un lugar donde no había duda de la sabiduría de su abuelo. Él había encontrado el lugar en el cual el espacio comenzó, un lugar que no era dominado por Di-s como Elokim, sino que Havaieh estaba en este lugar. Él diviso una época en la que sus propios descendientes construirían allí una casa, por la cual esta revelación se podría capturar y proyectar hacia el mundo entero. ¡Hasta el punto en que “nadie enseñará a su compañero, diciendo - ¡conoce a Havaieh! porque todos me conocerán, desde el más pequeño al más grande, dice Havaieh!”
Aunque este seria un buen momento para terminar el artículo, todavía hay una pregunta que necesita ser contestada:
Volviendo al espacio del arca que no ocupaba espacio, uno se puede preguntar: ¿Cómo podía el espacio permanecer en el medio de una revelación del no-espacio? El espacio es una limitación. Cuando todas las limitaciones son destruidas por la revelación de Havaieh, el espacio debería desaparecer por completo. Esperar lo contrario seria como esperar que las sombras sigan estando cuando se encienden todas las luces.
Una respuesta fácil seria, “es un milagro. Di-s puede hacer cualquier cosa”. Sin embargo, es una respuesta utilizable como último recurso. Primero necesitamos ver si hay algo del cual podamos aferrarnos, antes de declararlo fuera de nuestros límites.
Una forma seria preguntarnos, “¿quizás nuestro conocimiento del espacio no es realmente el verdadero espacio? Reconociendo que podría haber no-espacio, ya descartamos la idea que el espacio es algo absoluto, algo que esta y debe estar. El mismo Di-s que creó un mundo limitado por tiempo y espacio podría haber creado algún concepto totalmente distinto – aunque para nosotros, criaturas tiempo y espacio nos resultaría muy difícil imaginar tal cosa.
Pero podríamos ir más lejos todavía: ¿Es el espacio algo estático? ¿O es un acontecimiento que se renueva constantemente de la nada?
Si elegimos la segunda opción, podremos ver el espacio en sí mismo como una expresión de El, que esté más allá de espacio. Un Di-s que se expresa como no-espacio y como espacio — pero no es ninguno de los dos. Y el hecho que los dos pueden coexistir es una demostración de esta idea: Que él no es ni una cosa ni la otra, sino algo que va más allá de ambos.
Ésta es la conexión entre este espacio y (Iaakov) el tercero de los antepasados: Aunque el mundo es generalmente un lugar binario, hay un tercer factor, el que une a los contrarios —espacio y no-espacio en el mismo lugar. Y ésa, es también la revelación que se verá en el Tercer Templo, que sea reconstruido pronto, más pronto de lo que nos imaginamos.
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