Estimados lectores:
Los tres patriarcas son ejemplo para sus descendientes. Pero hay una diferencia central entre Abraham e Itzjak y como actuaba Iaakov. Los dos primeros traían luz haciendo el bien y alejando al mal, pero sin intentar transformarlo, incluso hicieron pactos de no agresión con Abimelej, simbolizando que no iban a intentar dominarlo, ni cambiarlo.
Iaakov, por otro lado, pasó gran parte de su vida en Jaran, el lugar más corrupto de la tierra con Laban el personaje más tramposo de toda la Torá y ahí formó a su familia, ahí nacieron las doce tribus que formarían al pueblo de Israel.
Tanto Abraham como Itzjak tuvieron hijos que se alejaron del camino que aprendieron en la casa, pero los hijos de Iaakov fueron todos Tzadikim. Justamente porque el enfrentó al mal y lo dominó.
Vuelvo del congreso de Shlujim del Rebe, donde miles de emisarios de Jabad se reúnen una vez al año para compartir e inspirarse. La mayoría activan en lugares alejados de los centros de Torá, muchas veces tienen que auto gestionarse las cosas más básicas como la comida kosher o la mikve. El mayor sacrificio es criar a los hijos en un entorno con escasa o nula educación judía de calidad.
Pero justamente por eso se ven frutos, aquello que parecía un desierto espiritual empieza a florecer, los hijos criados en estas condiciones adversas se convierten en judíos orgullosos y continúan el legado de sus padres. No alcanza con alejarse de la toxicidad mundana, encerrándose en un bunker para que el materialismo salvaje no lo alcance, hay que enfrentarlo, dominarlo y transformarlo en un jardín espiritual. Eso es lo que nos enseñó Iaakov y eso va a traer la redención.
¡Shabat Shalom!
Rabino Eli Levy