Imaginemos a una persona que es juzgada por un crimen y su posible sentencia es la pena de muerte, pero al terminar el juicio, el juez decide no decirle cual es el veredicto, solo le dice que la decisión ya fue tomada he incluso sellada y que solo le queda esperar para saber cual es su destino. ¿Cuál sería la actitud de este pobre hombre?
Probablemente desconcierto, desesperación, ansiedad entre otras emociones encontradas.
Que diferente es la actitud del pueblo judío, que del momento que termina Iom Kipur hacemos un giro de 180 grados, de la solemnidad del Día del Perdón, a la alegría ilimitada de Sucot, zman Simjatenu, (el tiempo de nuestra alegría), a punto tal que la ley judía nos dice, que debemos comenzar con las preparaciones de la Sucá esa misma noche.
Nuestra confianza en un veredicto favorable es tal que no dudamos y directamente empezamos a festejar con alegría, el año que generosamente Di-s pone delante nuestro con abundancia y cosas buenas.
Incluso si, Di-s no permita, el veredicto no era tan favorable, la alegría de Sucot lo doblegara. Di-s el vernos festejar y prepáranos con alegría en su festividad decide borrar aquellos decretos negativos para no arruinar nuestra alegría.
Pdta: No olviden acercarse a una Sucá la noche del miércoles a comer algo bajo la Sucá, y el jueves por la mañana recitar la bendición de las cuatro especies. En caso de no poder tienen tiempo hasta el miércoles 29 por la mañana.
¡Jag Sameaj!
Rabino Eli Levy