Jacob y su familia prosiguieron hacia la ciudad de Shejem. La hija de Jacob, Dina, salió para conocer a las mujeres locales pero fue secuestrada y violada por el hijo del rey de Shejem, quien entonces ofreció pagar cualquier dote que pidiera Jacob para casarse con ella. Además sugirió que su clan y el de Jacob se casen entre sí. Los hijos de Jacob respondieron que los ciudadanos de Shejem tendrían primero que circuncidarse, a lo cual ellos accedieron en seguida. Cuando se estaban recuperando de su circuncisión, Simón y Leví, hijos de Jacob, asaltaron la ciudad, matando a todos los hombres, y rescatando a Dina.
Exposición Modesta
וַתֵּצֵא דִינָה . . . לִרְאוֹת בִּבְנוֹת הָאָרֶץ: (בראשית לד:א)
Dina salió a observar las muchachas de la región. Genesis 34:1

La intención de Dina era convencer a las mujeres de Shejem para que adopten los caminos rectos de la familia de Jacob. Aunque parece que no fue exitosa, sus esfuerzos no fueron totalmente en vano. A pesar de que hacer que los residentes de Shejem se circunciden fue en parte una artimaña para debilitarlos, su aceptación indicó que estuvieron de acuerdo hasta un cierto grado en ser refinados espiritualmente. Su circuncisión refinó en cierta forma a toda su sociedad, incluyendo a las mujeres. Y de hecho, las mujeres y los niños fueron tomados cautivos, y muchos de ellos se volvieron sirvientes de la casa de Jacob, y absorbieron de esa forma los valores y la moral de Jacob.

El comportamiento de Dina nos enseña que las mujeres que están bendecidas con talentos únicos que les permiten influenciar a otros, deberían utilizar esos talentos no solo para construir sus hogares y familia; deberían usarlos también para atraer los corazones de otras mujeres a la Torá y a sus caminos de bondad y generosidad.1