Plata, oro y cobre representan tres tipos de judíos: La plata representa a aquellos de nosotros que no se perturban por la oscuridad espiritual del mundo sino que, por el contrario, canalizan consciencia Divina a él. El oro representa a aquellos de nosotros que estuvimos atrapados en el mundo material, pero nos hemos sobrepuesto al control de su materialismo. El cobre representa a aquellos de nosotros que aún están luchando por sobreponerse al materialismo del mundo.
La Torá requiere que se usen los tres metales para la construcción del Tabernáculo. Esto es una lección tanto para aquellos que se perciben a sí mismos como oro y plata como para aquellos que se perciben como cobre. El “plata” entre nosotros no debe rehuir de involucrarse en el mundo físico, prefiriendo en su lugar ocuparse sólo con asuntos espirituales. Similarmente, el “oro” entre nosotros, que se sobrepuso al materialismo y por lo tanto se puede sentir inmune a sus peligros, no está aún exento de elevar el mundo físico. Finalmente, el “cobre” entre nosotros puede pensar que primero tiene que refinarse a sí mismo antes de que pueda elevar al mundo, pero la Torá le dice otra cosa: él, también, debe hacer su parte en la construcción del hogar para D-os en el mundo.1
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