"El Desafío de los Veinte Años"
"...a los cinco años de edad se ingresa al estudio de las Escrituras, a los diez-al estudio de la Mishná; a los trece- a cumplir las Mitzvot; a los quince- al estudio de la Guemará; a los dieciocho-al matrimonio; a los veinte- a la búsqueda de un medio de subsistencia..." Avot 5:22
En otras palabras, durante los primeros veinte años de la vida, la persona debe dedicarse casi exclusivamente a su crecimiento personal: adquirir sabiduría y conocimientos de Torá, además de desarrollarse moral y espiritualmente con el cumplimiento de los preceptos. Los veinte años marcan el momento en el cual el hombre se aventura al mundo y comienza a involucrarse con los aspectos materiales de la existencia.
Por eso la Torá considera esta edad como un hito en la vida de la persona. Al encomendarle a Moshé realizar un censo al pueblo judío, Hashem le indica: "Llevad a cabo un censo de toda la Asamblea de los Hijos de Israel según sus familias, de acuerdo a sus casas paternas... A partir de los veinte años de edad en adelante todos los que salen a la legión de Israel...".
Aquel que sólo se compromete con su enriquecimiento espiritual personal, no puede contarse como miembro del "Ejército de Israel". Si bien la etapa de intenso auto-desarrollo es crucial para el cumplimiento de la misión de Di-s en la vida, y aunque la persona debe además, seguir guardando inviolables "islas en el tiempo" dedicadas a su nutrición y crecimiento espiritual en la Torá, no debe ser visto este como un final. El propósito de los "pre-veinte" es también en favor de lo que viene después: aplicar sus logros personales para desarrollar y santificar el mundo circundante.
¡Suficiente!
Un planteo similar es expresado por la Torá en el comienzo del Deuteronomio. Aquí Moshé le recuerda al Pueblo de Israel "El Eterno, nuestro Di-s, nos habló en Joreb, diciendo: Basta de habitar vosotros en esta montaña. Daos vuelta y trasladaos..." (Deut. 1:6, 7). La montaña en cuestión es el Monte Sinaí, el escenario del más grandioso evento en la historia de la humanidad: Di-s comunica Su sabiduría y Voluntad al hombre.
Pero la ilustración y el perfeccionamiento son sólo un pre-requisito no el propósito o fin último.
Cada uno debe ver sus logros personales en Torá y Mitzvot, también como los instrumentos para iluminar a sus congéneres y transformar el medio ambiente en un lugar en que sienta la presencia Divina.
Ni bien los iehudim experimentaron y absorbieron la más grande revelación de todos los tiempos, fueron virtualmente obligados a marcharse de la montaña. "Basta!" fue lo que se les dijo, ya es suficiente el caudal de revelación y espiritualidad acumulado. "Daos vuelta y trasladaos", ¡hay un mundo "afuera" que tiene mucho que recibir de ti!
(Basado en una alocución del Rebe, 29 de Iar, 5722 y en una carta del Rebe del 1ª Shvat 5718. De Beyond the letter of the law)
Escribe tu comentario