“Amarás a Di-s con todo tu corazón, con toda tu alma y con todos tus medios” –Deuteronomio.
Así como el pájaro remonta vuelo con sus dos alas, así también la mitzvá se eleva sobre las alas del amor y el temor. Además, amar a Di-s es una mitzvá - una de las seis que se aplican a cada momento en que la persona está despierta.
El problema es… ¿cómo hacemos para que nos crezcan las alas? Quiero decir, si uno no ama, ¿de qué le sirve tener una mitzvá a la que tiene que amar?
A decir verdad, cuando nacimos sí teníamos alas. Solamente necesitamos un poco de práctica para que esas alas se desplieguen y empiecen a aletear. Todos tenemos un amor innato por Di-s, pero tal como escribe Maimónides, si uno nunca piensa en Di-s, es muy difícil sentir amor por Él.
Entonces, ¿en qué hay que pensar? Aquí tienes una meditación que nos enseñó Rabí Shneur Zalman de Liadi:
a. A la mañana, antes de rezar, piensa en la grandeza de Di-s. Medita acerca de las maravillas de su creación. Imagínate todo lo que hace falta para poner en marcha un lugar como este - empezando de la nada - y después seguir manteniéndolo en cada momento.
b. Después, piensa en tu relativa pequeñez; lo insignificante que eres frente a semejante grandeza.
c. Ahora trata de imaginarte cómo este Creador, cuya grandeza es insondable, deja todo a un lado (por así decirlo) para prestarle atención a tus plegarias, para ayudarte a hacer las mitzvot, para estudiar Torá contigo y, en términos generales, para ayudarte a sobrellevar las pruebas de la vida. El amor que Él siente por ti es tan infinito como Él mismo.
d. Repite esto a diario hasta que empieces a sentir amor.
Ahora que tienes alas, envía algunas mitzvot. Tienes un objetivo en la vida… ¡hazlo por amor! Es muchísimo más agradable que simplemente vivir.
Por eso el amor es una mitzvá muy contagiosa: cuando se observa a alguien que vive la vida impulsado por el amor a Di-s, todos desean desplegar sus alas para ir volando junto a Él.
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