Palabras relacionadas: bará: Él creó, Borei: Creador, Nivrá: Fue creado (voz pasiva).
Qué es…
Generalmente, se la traduce como “creación”, pero –en términos más específicos– la creación de algo a partir de la nada (en hebreo: briá iesh mi-ain). La verdadera briá no surge a partir de un antecedente, ni siquiera sugiere la posibilidad de un antecedente, sino que es algo absolutamente nuevo, un fenómeno totalmente sin precedentes.
El consenso de los pensadores judíos clásicos es que toda la existencia es una briá a partir de un vacío absoluto, tal como entraña el simple significado de los versículos iniciales del Génesis. Con anterioridad al acto de la Creación, no había materia ni energía primordial a partir de las que pudiera surgir un universo ni tampoco ninguna ley que pudiera explicar tal evento.
Obviamente, sin materia y sin energía no podía haber espacio ni tiempo tal como los conocemos hoy en día. Para la mente humana, el espacio sin, por lo menos, dos objetos es algo sin sentido. ¿De qué manera podría medirse tal espacio? Lo mismo ocurre con el tiempo en el que no se producen eventos. Sin embargo, algunos de los pensadores judíos clásicos van un paso más allá y postulan que los conceptos mismos de tiempo y espacio son creaciones. Por eso, por ejemplo, no podemos preguntar “¿Qué hay más allá del mundo creado?” –porque no hay espacio más allá del espacio del universo. Del mismo modo, no podemos preguntar qué hubo antes de la existencia, ya que no hubo un antes.
…y ¿por qué no podemos hacer la pregunta?
¿Se puede construir una casa sin materiales de construcción? ¿Se puede componer una canción sin sonidos? ¿Es posible concebir una idea si uno está absolutamente separado de su fuente de experiencias? Los científicos analizan las múltiples dimensiones del espacio y del tiempo extrapolándolos de las dimensiones mensurables, pero ¿acaso son capaces de originar un nuevo parámetro que no sea ni espacio ni tiempo?
Aun si el Creador nos concediera la capacidad de hacer aparecer del aire objetos físicos, eso tampoco sería una verdadera briá, ya que tuvo un precedente –vale decir, la capacidad de hacer aparecer del aire objetos. Ese potencial en sí mismo es un algo que contiene la posibilidad de otro algo.
La genuina creatividad –crear algo que no tiene absolutamente ningún precedente– solo puede llevarse a cabo por una entidad sin ningún precedente. Esa entidad es la unidad absoluta a la que llamamos Di-s.
¿Qué diferencia hay?
La aplicación inmediata Si a = b y b = c, entonces a = c. El cuadrado de la hipotenusa de un triángulo recto es equivalente a la suma de los cuadrados de los otros dos catetos. La energía de un quántum de radiación electromagnética dividida por su frecuencia equivale a 6,626 x 10 ^ - 34 joules por segundo, pero ¿por qué? del concepto de briá iesh mi-ain es que nada “tiene que ser”. Si el cosmos se hubiera formado a partir de una sustancia viscosa primordial o dentro de los parámetros de ciertas leyes eternas, entonces hubieran sido “necesarios” determinados patrones o formas y no podrían haber sido de ninguna otra manera, ya que los axiomas eternos o la naturaleza de esa sustancia viscosa dictaminan que deben ser exactamente así. Sin embargo, cuando decimos que la existencia no surgió de ninguna ley ni lógica ni patrón, estamos diciendo que todo es absolutamente una expresión del libre albedrío de su Creador, que no está limitado por ninguna forma ni naturaleza, fuera de aquellas que Él se impone a Sí Mismo. Las pautas y las leyes que observamos son así, simplemente, porque el Creador decidió libremente que así fueran.
Por supuesto que el Creador se reserva el derecho de –cuando así lo desee– suspender todas estas leyes –o sea, hacer un milagro manifiesto. Pero lo que es aún más increíble: Él continúa siendo libre de dichas leyes y capaz de lograr todo lo que desee sin quebrantar ni una sola de esas leyes –o sea, es capaz de un milagro oculto.
¿Con qué frecuencia sucede esto?
Dado que no hay nada que exista por necesidad, no hay razón para que nadie continúe existiendo de un instante para el otro, excepto por la voluntad del Creador. Hoy no es hoy porque ayer fue ayer, hoy es una creación independiente por propio derecho. Declaramos esto en las plegarias matutinas, cuando decimos que Di-s “renueva en Su bondad todos los días en forma continua el acto de “En el comienzo”. Y no solo cada día, sino cada instante es absolutamente nuevo, incluso, el pasado y el futuro de ese momento.
Al diseñar Su universo para que funcione de una forma determinada, el Creador nos asigna el dominio de nuestro pasado como así también de nuestro futuro. Cuando nuestro presente cambia de dirección, el pasado que, como consecuencia, se renueva también puede cambiar. Cada nuevo instante se transforma en el vórtice de todo lo que alguna vez fue y será.
¿Cómo funciona?
Un enfoque ve al Creador como un motor distante, una suerte de catalizador a partir del cual se extiende toda la realidad en forma espontánea. Sin embargo, los antiguos textos kabalísticos hablan de articulaciones de energía divina encargadas de cada detalle de la Creación (que se describen como combinaciones de letras hebreas) –enfoque que parecería estar más cerca del texto Bíblico.
La cosmología de Jabad obtiene el apoyo de la doctrina luriánica del tzimtzum para sintetizar los dos enfoques: la realidad ulterior de cada cosa es la fuerza activa del Creador infinitamente trascendente que la sustenta.
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