“…Y Di-s causó que el mar fuera hacia atrás con un fuerte viento del este durante toda la noche, e hizo que la tierra del mar se seque y que las aguas se dividan. Y la gente de Israel fueron hacia el medio del mar sobre tierra seca; y las aguas eran una pared para ellos en su lado derecho e izquierdo” (Éxodo 14:21-22)
En la Torá, leemos acerca de uno de los milagros más famosos-la partición del Mar de los Juncos. De todos los eventos sobrenaturales que están registrados en la Biblia, éste parece ser el único que ha capturado nuestra conciencia colectiva como la mayor excelencia de todas las maravillas. Y todavía, bajo una profunda consideración, vemos que la maravilla de la partición del mar no es tan notable como el milagro de la incesante creación del mundo en este momento.
Considere: Para hacer que las aguas del mar permanezcan erectas, está escrito que Di-s sopló un viento masivo del este que hizo correr las aguas durante toda la noche. En otras palabras, para hacer que las aguas se paren, Di-s les impuso una fuerza constante. Ahora, el milagro de la división de las aguas tomó solo un elemento pre existente (el agua) y lo cambió de su forma a otra cosa (una pared). Pero la creación del universo de la nada y de un vacío, es agarrar una nada y convertirlo en un algo. Si cambiar un elemento de su forma requiere el esfuerzo de una fuerza constante, cuánto más la existencia del universo que viene de la nada debe estar constantemente recreándose por una fuerza continua e interrumpida.
En otras palabras, el mundo existe porque Di-s lo obliga a existir a través del incesante esfuerzo de Su Poder. Un artesano mortal puede construir un recipiente y dejar su trabajo terminado, sin el peligro de que vuelva a su forma original desarmada. Pero cuando Di-s convierte una nada en algo, es un cambio que desafía la misma esencia de la nada. Sin una fuerza constante, todo lo existente volvería a su estado original de la nada.
Creer en un Poder Mayor es una cosa; pero creer en un Poder Mayor que está en control en cada momento es otra. Para aquellos en recuperación, no es suficiente que creamos simplemente en Di-s, debemos entregarnos a Él con completa fe. El saber que Di-s está siempre en constante y completo control de Su mundo es esencial para mantener la aceptación y serenidad que precisamos para mantenernos sobrios. No creemos en accidentes. Creemos que todo lo que es ahora es exactamente como Di-s quiere que sea ahora; que sólo hay ahora y que Di-s lo está creando en este preciso instante. Estos son hechos que nos permiten hacer las paces con nuestras vidas y encontrar la Divinidad que está constantemente presente en todo.
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