Es muy interesante el lugar que ocupa el cuerpo en el judaísmo.

En resumen, el judaísmo considera al cuerpo como algo sagrado que debe ser tratado con respeto.

“Un pequeño agujero en el cuerpo provoca un gran agujero en el alma,” dijo el gran maestro jasídico el Maguid de Mézrich. El cuerpo es el vehículo por medio del cual el alma se vincula con el mundo que lo rodea, permitiéndole cumplir con su misión de vida y así conectarse con D-os. Cualquier defecto en el cuerpo implicará un defecto en el alma que lo ocupa.

Hay quienes entienden que el cuerpo y sus necesidades son un estorbo para el alma y las suyas. Por ende tratan de castigar y debilitar al cuerpo para que no impida al alma llegar a donde quiere llegar. El jasidismo enseña que no es ese el camino. El cuerpo no tiene por qué ser enemigo del alma; puede ser su aliado. Depende del uso que uno le da.

Según Maimónides, cuidar la salud del cuerpo es una de las maneras de servir a D-os, ya que “con el cuerpo enfermo es imposible conocer a D-os”. En su libro Mishné Torá (Hiljot Deot, Cap. 4) Maimónides da todo un programa de vida. El programa que plantea habla de la cantidad y tipos de comida que uno debe ingerir, las horas que debe dormir como también sobre la necesidad de realizar ejercicios antes de comer. Concluye asegurando que la adhesión a la misma garantizará una larga vida. (Puede verse muchas de sus sugerencias en Kitzur Shuljan Aruj, cap. 32)

El Fisicoculturismo

Cabe señalar que no hay que confundir el deporte y ejercicio como un medio con los que uno hace como fines en si mismo. El fisicoculturismo, el hacer deporte con la finalidad de tener un cuerpo más lindo, más allá de lo que necesita para estar en condiciones de salud óptimas, es un exceso del cual uno debe cuidarse. El cuerpo es un medio, no un fin en si mismo. Asimismo está prohibido hacerse daño, ya que el cuerpo no es de uno, sino de D-os quien se lo dio en custodia.

La Superioridad del Cuerpo

Según las enseñanzas jasidicas, el cuerpo tiene una cualidad que lo hace en cierta forma superior al alma. El alma percibe y manifiesta nada más que la manifestación (limitada) de D-os, mientras que el cuerpo manifiesta y se conecta con la esencia misma Divina. El poder de crear algo de la nada, por ejemplo el cuerpo, reside únicamente en la esencia de D-os.

Con esto podemos entender también por qué es tan importante cumplir con los preceptos en el plano físico y no alcanza con meramente “sentirse judío”. La conexión basada en lo que uno siente y/o entiende es siempre limitada a la capacidad que uno tiene para sentir o entender. El vínculo forjado por medio de la acción es incuantificable.

Me hace recordar de aquel que voló por El Al por primera vez. Cuando llegó la hora de la cena la azafata le pregunta si quiere comer. “¿Cuáles son las opciones?” pregunta. “Si o no,” responde la azafata…

En el plano espiritual hay muchos niveles. En el plano de la acción hay solo dos: si o no. ¿Hiciste o no hiciste? ¿Te “conectase” o no te “conectaste”?

Esto explica por qué es que eventualmente los cuerpos resucitarán en la resurrección de los muertos. Hoy en día el cuerpo es nutrido por el alma; luego de la resurrección de los muertos, el alma se nutrirá del cuerpo. Se llegará a apreciar la dimensión Divina especial (“Atzmut”) que el cuerpo posee.

Según las enseñanzas kabalísticas y jasídicas, una de las cosas que determinan si el cuerpo será un estorbo o un aliado para el alma es el estado en el cual los padres se encuentran cuando fue concebido. Si sus pensamientos y comportamiento son sagrados, el cuerpo será una vestimenta sagrada para el alma. Con decir pensamientos y comportamiento “sagrados” queremos decir que la intención que tienen en el momento de la concepción es procrear con el objetivo de generar - por medio de su hijo – más santidad en el mundo. También afecta la comida que uno come. Comer comida Kasher ayuda a que el cuerpo sea un aliado del alma.

Autopsias y Donación de Órganos

El respeto hacia el cuerpo sigue aun después de la muerte. Por eso se trata de enterrar al cuerpo tan pronto que sea posible para que no sea “manoseado”.

Esto explica la resistencia que el judaísmo tiene para con las autopsias y donación de órganos. El cuerpo, que fue el vehículo por medio del cual el alma realizó su vínculo con D-os, es sagrado y debe ser tratado con gran respeto. Cortarlo sería un atentado contra dicho respeto. Se hace solamente si es necesario para salvar una vida, ya que la vida es un valor superior al del respeto por el cuerpo muerto. (Antes de decidir firmar o no el permiso de usar sus órganos, sugiero consultar con su Rabino personal.)

Entierro y Cremación

El judaísmo entiende que el mayor respeto póstumo que se puede dar es devolver el cuerpo a su origen, la tierra. Por eso es obligatorio el entierro y es prohibida la cremación. Mandarse a cremar es una manera de negar la eventual resurrección de los muertos y hace que uno no resucite llegado el momento.

He tenido más de una ocasión de ayudar a familiares que tuvieron que lidiar con la decisión de un ser querido de ser cremado. No es nada agradable. La familia se encuentra en una situación de gran conflicto. No quieren violar la voluntad de su ser querido, pero por el otro lado no quieren violar las normas del judaísmo. El mayor beneficio que se le puede hacer para el difunto es cumplir con la que dice la Halajá. Aun si la persona en vida creyó que prefiere ser cremado, una vez que el alma se libera de la perspectiva limitada – y a menudo torcida – del cuerpo, ve las cosas de otra manera y quiere que se cumpla con lo que D-os quiere, como está delineada en la Halajá.

Microcosmos y Macrocosmos

Dicen nuestros sabios que el cuerpo humano es un mundo en miniatura (microcosmos) y el mundo es como un gran cuerpo (macrocosmos). El funcionamiento del cuerpo es una verdadera maravilla. De hecho, luego de hacer nuestras necesidades recitamos una bendición en la cual reconocemos y agradecemos a D-os esa maravilla que es el cuerpo humano.

También: Al percibir la existencia del alma por medio del funcionamiento del cuerpo, podemos llegar a percibir a D-os, el “alma” del “gran cuerpo” que es el universo.