Al final de esta Parashá, leemos que Miriam, la hermana mayor de Moshé, fue castigada con tzaarat (lepra) por haber hablado en forma negativa de Moshé. Luego de la gran revelación en el monte Sinaí, Moshé se separó de su esposa Tzipora. Sin saber que había recibido el consentimiento de Di-s para realizar esta acción, Miriam le expresó su desaprobación a su hermano Arón. A pesar de que no quiso causar daño, ella fue culpable de haber hablado Lashon Hará.
El Lashon Hará hace mucho daño, y las lágrimas separan familias y amigos. La gravedad de este pecado está demostrado por el hecho de que el Talmud reconoce a “quienes hablan Lashon Hará constantemente” como un grupo que no merece la Shejiná (Divina presencia).
Afortunadamente, cuidarse del Lashón Hará ha crecido en las últimas décadas gracias a la influencia de los escritos del Jafetz Jaim (Rab Israel Meir Kagan 1838-1933).
Hay dos formas de cumplir con esta mitzvá. El método más simple es la abstinencia y la autodisciplina. La tentación natural para disfrutar de los chismes debe ser reprimida. Esta es una tarea difícil porque la lucha es continua y constante, pero la mente puede y debe controlar los deseos del corazón.
Rabi Shneur Zalman de Liadi, el “Alter Rebe”, ofrece un enfoque alternativo:
“Por lo tanto, mis amados y queridos hermanos, les ruego una y otra vez que cada uno de ustedes ejerza con todo su corazón y alma el amor hacia sus semejantes. Y en las palabras de la Escritura: “Que ninguno de ustedes considere en su corazón qué es malo para su compañero”. Más aún, no debe surgir (esta consideración) en sus corazones; y si así sucede, uno lo debe alejar de su corazón. Porque hablar mal de otra persona es tan grave como cometer idolatría, derramamiento de sangre y adulterio. Y si esto es así con el habla, entonces, seguramente pensar mal del otro es aún peor, porque todos los sabios de corazón son conscientes del gran impacto en el alma del pensamiento sobre el habla.
Alguien que ejerce autocontrol en sus palabras está constantemente involucrado en la lucha contra lo negativo. Esta persona está haciendo un gran bien en no transmitir sus pensamientos negativos a otras personas, pero su corazón no es todavía un santuario para Santidad. También, una persona que trabaja en respetar a cada individuo y erradica todo lo negativo de su corazón, se convierte en una persona naturalmente cariñosa. En vez de pelear contra la oscuridad, la está expulsando con la luz de su corazón.
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