¿Cuál es el argumento subyacente que nos permite el lujo de tal racionalización? ¿Uno que en un momento de franqueza, admitimos que es en cierto modo inconsistente con nuestras propias creencias declaradas?
No se acostumbre a llorar por la leche derramada, pues Di-s tiene un abundante suministro de leche al que se puede llegar en cualquier momento —probando que tenemos una sed verdadera, y expresándole este sentimiento.
En la Torá leemos sobre el mandamiento Divino al Sumo Sacerdote de encender el candelabro de siete brazos. El Templo era la fuente del esplendor e iluminación para el mundo físico, y la responsabilidad del sacerdote era encender estas llamas de gloria, y por lo tanto, iluminar el universo.
Incluso cuando Di-s les brindaba los milagros más increíbles –pan del cielo y agua de las piedras– estaban muy ocupados lamentándose por sus penurias a lo largo del camino…
Hice un poco de investigación y leí testimonios directos de corredores de maratones. En primer lugar, terminar una maratón no se parece para nada a hacer una caminata por el parque.
Después de todo lo que había sucedido: los milagros, el éxodo, la división del mar, la comida del cielo, el agua de una roca, la revelación en Sinaí y el pacto que la acompañaba, la gente, una vez más, se quejaba de la comida. . Y no porque tuvieran hambre; Simplemente porque estaban aburridos.