Toda persona que lea esto ha experimentado el sufrimiento. También la persona que lo escribió. A veces, los más piadosos son los que más sufren. Y a veces, aquellos que lastiman a los otros viven de la mejor manera. Es por eso que, siendo humanos, cabe preguntar: ¿por qué Di‑s permite que le pasen cosas malas a la gente buena?

A los rabinos no les gusta responder a esta pregunta. No es porque no sepan la respuesta, sino porque conocen los riesgos. Si el dolor de tu hermano tuviera un sentido, no te molestaría de la misma manera. En ese caso, lo mejor sería no tener respuesta. Es por eso que, si quieres entender el porqué, primero debes prometerme algo. Debes prometer que, ante el dolor de los demás, olvidarás las explicaciones y mantendrás el silencio. Simplemente míralos a los ojos. Mira su dolor. Y no dejes de mirar hasta que sepan que sientes empatía por ellos. Hasta que sepan que no están solos.

También debes saber que cualquier respuesta ante el dolor puede venir solamente de aquél que lo dio, que es Di-s. Él revelará las verdaderas respuestas en la era del mesías. Hoy, lo que podemos hacer es aprender de la Torá que nos dio, y tener una pizca de su visión del mundo, en vez de ver únicamente la nuestra. Porque, cuando comencemos a disolver las diferencias con nuestro padre en el cielo, seguramente encontraremos la paz.

Comencemos.

Un grupo de niños decide jugar al básquet. Uno de los niños no escucha demasiado bien. Alguien le entrega una pelota, y el niño la pone en el suelo para patearla con fuerza hacia el otro lado de la cancha. Los otros niños lo miran, enojados, y le pregunta qué demonios está haciendo.

El niño responde: "¿A qué se refieren? Acabo de anotar un gol".

"No, no has anotado ningún gol", responden. "No anotaste nada, nos cobraron penal, y ahora el otro equipo tiene el control de la pelota".

El niño se siente confundido y abatido. ¿Cuál es el problema? El niño estaba jugando al fútbol. El resto jugaba al básquet. A este problema lo llamo "jugar al juego incorrecto". Y "jugar al juego incorrecto" es el mayor error que puedes cometer en la vida.

Todo lo que te suceda, ya sean deudas, hambre, adicciones o discapacidades, es Di‑s “pateando la pelota". Lo primero que haces es enfadarte, y pensar que hay algo malo con él. O contigo. La verdad es que el único problema es que ambos juegan juegos distintos. Expliquémoslos.

Tú estás jugando a algo llamado "Mi vida perfecta". Cada día te esfuerzas por tener una salud, una economía y un matrimonio perfectos. O por lo menos lo más perfectos posible. Cuando aparece el sufrimiento, nos enojamos, porque significa que se ha arruinado el juego.

¿A qué juega Di‑s? Su juego se llama "La historia perfecta". Di‑s quiere contar la mejor historia de todas. Desarrolla su historia como si fueran actos en una obra teatral. La historia está llena de dramatismo. Héroes y villanos. Victoria y catástrofe. Tristeza y alegría. Y entendemos que todo se está grabando "arriba", como si fuera una película de 7000 años de duración.

Entonces, ¿cuál es tu rol en este juego? ¡Tú estás frente a la cámara! Tú eres un actor, y él es el director. Has sido parte de esta película desde el principio. El problema es que no te has dado cuenta de que formas parte de ella. Juegas a otro juego, por lo que las instrucciones del director no parecen tener importancia. Mientras tanto, no hay nadie que pueda asumir tu papel, y eso arruina este juego. Hasta que un día decides escuchar. Las palabras que escuchas afectan lo más profundo de tu ser. Comienzas a sentir que te has despertado después de una pesadilla. No eres quien creías que eras. Y tu vida no es lo que pensabas que era. Las cosas comienzan a tener sentido.

Esto dijo el director: "Hijo mío, te elegí para este papel en particular por una razón. Esperé un largo tiempo para que acudieras a mí y supieras cuál es. Es por eso que te lo diré. Tu papel nunca implicó una vida perfecta. Tu papel es ser un héroe para otra persona. ¿Qué es un héroe? Toda persona que esté dispuesta a sacrificarse por el bien común. Toda persona que esté dispuesta a poner sus deseos personales a un lado con el fin de cumplir mis deseos.

"¿Qué deseo? Deseo que ayudes a levantarse a aquellos que hayan caído, con palabras de aliento o un pequeño acto de caridad. Deseo que estés agradecido por todo lo bueno a tu alrededor, y que aceptes con humildad el desafío de superar lo malo. Deseo que luches todos los días contra los demonios que te presento, ya sean la codicia, la lujuria, la pereza o cualquier otro.

"Porque quiero que sepas lo siguiente: debajo de las afiladas piedras frente a ti hay oro escondido. Es durante esos momentos más oscuros, en los que no parece haber una salida, cuando todas las almas que se han ido, "el gran público en los cielos", estarán pegadas a la pantalla, gritando por ti, orando por ti, esperando ver qué harás y en quién te convertirás.

"¿Y dónde estaré yo? No estaré detrás de la cámara, como cualquier otro director. Estaré contigo en ese momento de dolor. Lo estaré experimentando, al igual que tú, porque no somos dos entes separados. Somos uno. Y nunca estarás solo. Quiero que escuches mis instrucciones, porque sé lo que es mejor para ti. Lo sé porque te he creado. Pero, aún si ignoras todo lo que te digo, el amor que siento por ti será el mismo. Eres mi hija. Eres mi hijo. Siempre".

Al escuchar estas palabras, recordarás todo por lo que has pasado. Y dirás: "Sí, me he cortado. Sí, tengo moretones. Sí, los actores y actrices a los que quise han terminado su actuación demasiado temprano. ¿Es injusto? ¿Es imperfecto? Sí. Pero quizá la perfección nunca fue el objetivo. Quizá el objetivo fue la historia en sí misma. Y las historias jamás mueren. Siento una alegría interna detrás de todo ese dolor. Porque soy consciente de que, no importa lo que pase, cada día soy elegido para tener un pequeño papel en la gran producción. Y tengo la oportunidad de trabajar con el todopoderoso director creativo y para él".

Habrá desafíos. No serán una tortura. Son la manera que el director tiene de decir: "Creo en ti. Tengo una lección para la audiencia, y creo que podrás hacerlo mejor que cualquier otra persona”. Si el desafío parece demasiado grande, eso significa que el director percibe una capacidad en ti que ni tú sabías que tenías. Él quiere que tú también la veas. Las dificultades no son motivo para enojarse o desesperarse. No. Esos son tus momentos. Haz algo con ello que valga la pena ver. A veces, eso hace sonreír al director.

¿Sabes cuál es la mejor parte de este juego? Que nunca perderás. Eso es porque los fracasos otorgan la misma cantidad de puntos que los éxitos. La historia necesita de esos fracasos. Si no sabes por qué, simplemente espera. Con el tiempo él te mostrará que toda la producción se hubiera desbaratado sin esos fracasos.

¿Cuál es tu rol ahora, en este momento? El siguiente: estás en una escena en la que las sombras han envuelto al mundo durante miles de años. Todos se han olvidado de lo que es la luz. Cada uno tiene un único fósforo, pero no sabe qué hacer con él. Enciendes tu fósforo con una roca, y todos se asombran con lo que ven. Es entonces que comienzan a hacer lo mismo. Al poco tiempo, se encienden velas alrededor del mundo.

Las instrucciones del director son la Torá y los mitzvot. Tu fósforo son tus acciones. Y tu alma es el fuego. Cuando te topes con una roca, en vez de perder la esperanza, debes encender el fósforo. Eso puede hacer una gran diferencia. Llegará el día en que a las buenas personas únicamente les pasen cosas buenas, y en que habrá justicia para el resto. Y, junto al mesías, crearemos "nuestra vida perfecta". Los bendigo a todos y espero que sean héroes que no necesiten de desafíos para ser grandiosos.

Ahora, vayan y jueguen.