Estimados lectores:
Mis cuatro abuelos nacieron en la Argentina pero eran hijos de inmigrantes venidos de Siria. Mis padres de muy jóvenes se mudaron al interior del país para dedicarse por completo a la difusión del judaísmo. Yo me fui de mi casa desde muy chico a estudiar en Buenos Aires en una Ieshiva.
Mi historia personal se repite en millones de judíos. El desarraigo, la inmigración, la adaptación a nuevos lugares y comunidades, son la marca más distintiva de nuestro pueblo. Muchos se preguntan cómo los judíos somos tan exitosos en lugares tan diversos, como logran llegar a puestos de poder siendo inmigrantes. Hay miles de teorías al respecto, pero la clave está en nuestra Parashá.
Di-s le dice a Abraham al comienzo de nuestra Parashá: “Vete de tu tierra, de tu nación, de la casa de tu padre a la tierra que te mostrare. Te convertiré en una gran nación. Te bendeciré y enalteceré tu nombre. Serás una bendición” (Genesis 12-1)
Rashi, el principal comentarista de la Torá nos dice sobre este segundo versículo: “Necesitaba estas tres bendiciones, ya que el camino genera dificultades para formar familia y tener hijos (te convertiré en una gran nación), para tener éxito económico (te bendeciré) y para ser conocido y respetado (enalteceré tu nombre). Esta bendición divina a Abraham nos acompaña hasta nuestros días. Todavía seguimos en el camino a la tierra que te mostrare.
Como inmigrantes eternos, debemos tener sensibilidad por quienes hoy en día viven penurias por ser inmigrantes. En tiempos de tanta intolerancia, como judíos debemos ayudar a quienes están en el camino y ayudarlos compartiendo nuestras bendiciones.
¡Shabat Shalom!
Rabino Eli Levy
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