“Tal como la persona se ha ido, regresará. Si murió ciega, sorda o muda, regresará ciega, sorda o muda. Regresará vestida tal como lo estaba cuando se fue.1 Di-s dijo: ‘déjalos volver como se han ido, y luego yo los curaré’”—Midrash Rabá, Bereshit 95.
El mismo cuerpo que ha muerto será resucitado.2 Según la tradición, hay un hueso minúsculo en la espina dorsal que se llama luz. Es a partir de este hueso indestructible que Di-s reconstruirá todo el cuerpo cuando llegue el momento de la resurrección de los muertos. (Hoy, con nuestros conocimientos acerca de cómo funciona el ADN, esta tradición antigua no parece tan improbable). A propósito, el único sustento de este hueso es la cena del sábado, melavé malka, que honra a la reina de shabat cuando ella sigue su camino.
Cronología
El orden de la redención mesiánica es el siguiente: el primer Mashíaj viene y reconstruye el Templo sagrado de Ierushaláim. Luego sigue la reunión de todos los exiliados. La resurrección de los muertos ocurrirá cuarenta años después de que los exiliados regresen a la Tierra de Israel. Los tzadikim, los hombres y mujeres piadosos y honrados de todas las generaciones, son una excepción a esta regla: serán resucitados de inmediato con la llegada del Mashíaj.
Primero se elevarán de sus tumbas los muertos que están enterrados en Israel, y les seguirán los muertos de la diáspora, seguidos por la generación que abandonó Egipto y murió en el desierto. Por último, resucitarán los patriarcas y las matriarcas. Su resurrección se pospone para que puedan tener el najes de encontrarse con todos sus hijos vivos, saludables y felices.
Las categorías mencionadas también tendrán subdivisiones. Los individuos más honrados serán resucitados antes que el común de la gente. Entre estos individuos honrados, quienes se ocuparan principalmente del estudio de la Torá precederán a aquellos que sólo cumplieran con las mitzvot.
El Midrash también expresa otra opinión, según la cual todos los muertos serán devueltos a la vida en orden alfabético. Los más humildes, sin embargo, serán trasladados al principio de la lista.
Los que estén vivos al momento de la resurrección
Según el Zohar, inmediatamente antes de la resurrección, todos aquellos que estén vivos morirán por un momento y serán resucitados de manera instantánea. Esto es para cumplir con lo que dice el versículo (Génesis 3:19): “Pues polvo eres, y al polvo volverás”. Además, esta muerte momentánea sirve a un fin espiritual: limpiará de las almas todos los rastros del mundo imperfecto y contaminado que habitaban. Entonces, cuando se eleven, lo harán limpios y puros.
El Rebe sugirió que este proceso puede ser innecesario. En el último párrafo del rezo de la Amidá decimos: “Deja que mi alma sea como polvo [sumamente humilde] para todos”. Nuestro pueblo ha alcanzado esta meta de manera colectiva muchas veces, por lo que nuestro retorno espiritual al polvo hace innecesario el retorno físico.
Ubicación
Todos los muertos serán resucitados en la tierra de Israel. Los cuerpos de aquellos que estén enterrados fuera de la Tierra Santa avanzarán por la tierra hasta llegar a Israel, donde sus almas se reincorporarán a sus cuerpos. Se formarán túneles especiales debajo de la tierra para los tzadikim, con el objetivo de hacer su camino más sencillo y digno. Ahorrarse este trabajoso proceso es una de las razones por las que tantas personas eligen ser enterradas en la Tierra Santa.
El Zohar explica la conexión simbólica entre la resurrección y la tierra de Israel. Con la futura redención, la tierra de Israel será reconstruida, para no volver nunca a ser destruida ni a echarse a perder. De igual manera, tampoco las almas que reingresen a los cuerpos durante la resurrección volverán jamás a sufrir la muerte.
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