La Torá es la sabiduría de Di-s. El intelecto, por su propia naturaleza, permite —y demanda, por supuesto— diferentes formas de entendimiento, en especial cuando se trata de abordar la infinita sabiduría del Di-s infinito.

Nuestros sabios nos dicen que la Torá se puede interpretar de cuatro maneras generales: peshat, remez, drush y sod.

1) Peshat es la interpretación simple de la Torá. Cuando el versículo (Bereshit 1:1) dice que “En el principio creó Di-s los cielos y la tierra”, quiere decir exactamente lo que dice, en sentido literal.

2) Remez es el conjunto de pistas y alusiones contenidas en la Torá. Una de las metodologías que emplea la Torá para elaborar estas pistas es la gematría, el valor numérico que tienen las letras del alfabeto hebreo. Por ejemplo, la gematría de “Bereshit bará” (“En el principio creó”) es la misma que la de “b'Rosh Hashaná nivrá ha'olam” (¡“El mundo fue creado en Rosh Hashaná”!).

Tanto Bereshit bará como b'Rosh Hashaná nivrá ha'olam suman 1116.

3) El Drush (o Midrash) explica el significado más profundo del versículo. La palabra hebrea para “En el comienzo” es bereshit. El Midrash nos dice que esta palabra se puede separar en dos: b-reshit. La Torá nos dice que el mundo fue creado por dos (“b”) “reshits (“primeros”): los judíos y la Torá. Aunque esta no es la interpretación simple de la palabra, es una forma verdadera y válida de entender la Torá.

4) Sod (secreto) es la parte mística, esotérica de la Torá. El Tikunei Zohar —un libro que da setenta (!) explicaciones esotéricas diferentes para la palabra bereshit— explica que esta palabra también se puede separar en “bara shis”: “creado (con) seis”. Esto es porque el mundo fue creado gracias a los seis poderes emocionales de Di-s: la bondad, la severidad, la belleza, la victoria, el esplendor y el fundamento.

Dentro de estos cuatro métodos para entender la Torá, existen innumerables caminos posibles de entendimiento. Por ejemplo: según el peshat, hay muchas maneras diferentes de entender la Torá. Es por eso que hay tantos comentaristas de la Torá que se centran en él—Rashi, Ibn Ezra, Rashbam y muchos más— y con frecuencia (pareciera que casi siempre…) están en desacuerdo en lo que respecta al significado literal de un versículo. De hecho, según las enseñanzas cabalísticas, ¡hay 600.000 maneras de entender el peshat, 600.000 maneras de entender el remez, 600.000 maneras de entender el drash y 600.000 maneras de entender el sod!

Toda perspectiva sobre la Torá es aceptable en la medida en que no contradiga ninguna de nuestras creencias fundamentales (y en la medida en que tenga sentido).

Nuestros sabios nos dicen que “cualquier jidush” (idea innovadora) que se le pueda ocurrir a un discípulo respetable ya le fue dada a Moshé en el Sinaí. “Moshé pudo no haber escuchado la idea específica que acaba de pensar un rabino miles de años después, pero los fundamentos de esta idea le fueron dados en el Sinaí”.

Di-s nos dio las herramientas para hurgar en las palabras de la Torá y revelar la sabiduría divina que se esconde en su interior.

Cuando se trata de la halajá, sin embargo, hay una única verdad; porque mientras que la Torá es la sabiduría de Di-s, que, como ya mencionamos, da lugar a diferentes opiniones, la halajá no es el intelecto, sino más bien la voluntad de Di-s. Y la voluntad es absoluta, y no admite dos maneras de ver las cosas.