Querido rabino:
Realmente estoy luchando con muchas cosas en mi vida. Estudiar, tener citas... ya sabes cómo funciona. A veces me deprimen mis limitaciones. Dicen que todos tienen algo en lo que son buenos, pero aún intento entender qué es lo mío. Es difícil cuando no te ves a ti mismo con una luz muy positiva. Todas las personas que conozco son súper exitosas y yo todavía no puedo hacer que nada despegue. Es como si naciéramos con determinadas cualidades, y esas cualidades determinaran ampliamente dónde vas a terminar en la vida. A veces pienso que no soy más que un gran fracaso. Disculpa que lance esto así, pero sólo quiero sacarme esta sensación de encima… Me encantaría escuchar tu respuesta.
Respuesta:
Me haces acordar a una historia. Una vez llamaron a un rabino a un hospital para que fuera a ver a un adolescente judío que había querido suicidarse. Como sentía que era un bueno para nada, había intentado quitarse la vida. Pero incluso su intento de suicidio fue un fracaso. Al ver que era judío, el equipo del hospital llamó al rabino para que fuera a intentar levantarle el ánimo abatido a este muchacho.
El rabino llegó al hospital sin saber qué esperar. Encontró al muchacho acostado en la cama mirando la televisión, una imagen de absoluta miseria, como si sobre su cabeza colgaran nubes negras de desolación. El muchacho casi ni miró al rabino, y antes incluso de que él pudiera saludarlo, dijo: “si has venido para decirme lo que me acaba de decir el cura, puedes irte ahora”.
Un poco tomado por sorpresa, el rabino preguntó: “¿Qué dijo el cura?”.
“Me dijo que Di-s me ama. Eso es basura. ¿Por qué Di-s me amaría?”.
Era un buen punto. Este chico no podía ver nada de sí mismo que fuera digno de ser amado. No había logrado nada en su vida; no tenía cualidades que compensaran eso, nada que fuera hermoso o respetable o querible. ¿Entonces por qué Di-s lo amaría?
El rabino tenía que conmover a este chico sin ser condescendiente con él. Tenía que decir algo real. ¿Pero qué se le dice a alguien que piensa que no vale nada?
“Puede que tengas razón”, dijo el rabino. “Quizás Di-s no te ama”.
Esto captó la atención del chico. No esperaba eso de un rabino.
“Quizás Di-s no te ama. Pero una cosa sí es segura. Él te necesita”.
Esto sorprendió al chico. No había escuchado eso antes.
El hecho mismo de que hayas nacido significa que Di-s te necesita. Él ya tenía muchísima gente antes de ti, pero te agregó a la población del mundo porque hay algo que tú puedes hacer que nadie más puede. Y si aún no lo has hecho, eso hace que sea todavía más crucial que sigas viviendo, para que puedas completar tu misión y darle al mundo tu singular regalo.
Si puedo observar todos mis logros y estar orgulloso, puedo creer que Di-s me ama. ¿Pero qué pasa si no he logrado nada? ¿Qué pasa si no tengo en mi haber ningún logro que me enorgullezca?
Bueno, deja de mirarte a ti mismo y mira a tu alrededor. Deja de pensar en ti y empieza a pensar en los demás. Estás aquí porque Di-s te necesita: necesita que hagas algo.
Amigo mío, tú y yo sabemos que la felicidad no viene de ganar un buen sueldo. La felicidad viene de ayudar a los demás, de vivir la vida con sentido. Estoy convencido de que lo único que necesitas hacer es enfocarte en el afuera, no en el adentro. No pienses en qué necesitas tú, sino en para qué eres necesario. Y si encuentras qué es lo que puedes hacer por los demás, te encontrarás a ti mismo.
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