Rosh Hashaná incluye tres etapas de servicio divino, expresando tres niveles de unión con D-os.
1) El vínculo creado haciendo las mitzvot. Un judío es, por hacer decirlo, una existencia separada de D-os, y el cumplimiento de las mitzvot es lo que forma y crea el vínculo entre ellos. Este vínculo es expresado en la mitzvá del día-haciendo sonar el shofar.
2) Un vínculo interno que no depende de las mitzvot. Este nivel es expresado como arrepentimiento: hasta un pecador siente remordimiento y se arrepiente. Sin embargo, aún a este nivel, que trasciende el vínculo creado por las mitzvot, está sin embargo conectado a ellas. Una persona lamenta los lapsos en la observancia de las mitzvot, y resuelve corregir precisamente eso. Ya que esta resolución está vinculada a las mitzvot, involucra a una persona, a una existencia por separado, que se vincula a D-os a través de las mitzvot.
3) El Zohar indica que “El pueblo judío y D-os son enteramente uno”, es decir, un judío y D-os son esencialmente la misma entidad, por decirlo así. Este nivel de unidad es expresado a través de la coronación de D-os. El vínculo a través de las mitzvot y el que se logra por medio del arrepentimiento son únicamente creados después de la coronación. Únicamente así es la obediencia general al Rey posible (así como arrepentimiento por su ausencia).
Sin embargo, antes de la coronación (antes del servicio de “Proclamadme como el Rey sobre vosotros”), ¿qué es lo que hace sentir a un judío la necesidad del Reinado de D-os, y de pedirle a D-os que acepte la coronación y le acepte como su servidor? La respuesta es que un judío es en esencia uno con el Creador, y por lo tanto no puede estar sin su Rey.
(Likutei Sijot, vol. 19, p. 350)
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