"Un cuerpo sano es el camino de Di-s" escribe Maimónides. "Comer excesivamente es como veneno para el cuerpo: la mayoría de las enfermedades son causadas por alimentos nocivos y comer en exceso, aunque sean alimentos sanos."
La moderación al comer es un ideal espiritual. "Sed santo," ordena la Torá, "porque Yo, Tu Señor soy Santo." Najmánides explica: "Puesto que la Torá ha advertido solamente contra los alimentos prohibidos… una persona puede proclamarse "un hedonista con el permiso de la Torá." Por lo tanto, después de enumerar las cosas prohibidas por completo, la Torá aclara: "Sed santo" – recuerda a la persona a controlarse incluso con lo permitido…"
Éste es el principio subyacente de la doctrina Jasídica de Iskafia ("autocontrol") — el hombre no es un animal que come simplemente para satisfacer sus necesidades e impulsos físicos, sino es un ser espiritual que es dueño de su propia persona y debe ejercer control sobre qué y por qué come.
La Torá no patrocina una vida del ascetismo y autoengaño. Nos ordena a tener placer en Shabat y regocijarnos en las festividades comiendo alimentos deliciosos, santificar los días santos recitando kidush sobre una copa de vino, celebrar ocasiones espirituales con una "comida festiva de la Mitzvá". El Baal Shem Tov enseña a mirar al cuerpo no como a un enemigo, sino como a un aliado en el servicio a Di-s. El ideal de la Torá es autocontrol, dignidad, y propósito al comer.
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