Cuidar el kashrut es una Mitzvá, un "mandamiento divino" y "conexión". Comemos kosher porque Di-s nos ordenó, y a través de ello nos conectamos con Di-s.

Nuestros sabios nos muestran varias ventajas de las leyes de kashrut: las ventajas para la salud, el tratamiento humano de los animales, su efecto unificador para un pueblo disperso, y su papel como protector contra la asimilación. Najmanides, el gran sabio y cabalista del siglo 12, remarca que "las aves y muchos de los mamíferos prohibidos por la Torá son depredadores, mientras que los animales permitidos no lo son; nos ordenan no comer estos animales, de modo que no absorbamos estas cualidades negativas en nosotros mismos". El kashrut puede ser visto como "nutrición espiritual": de la misma forma que hay alimentos que son buenos para el cuerpo y alimentos que son dañinos, hay alimentos que nutren el alma judía y alimentos que la afectan.

Sin embargo, nada de lo antedicho son "razones" de que mantenemos kosher. Por el contrario: ya que fue ordenado por el Creador de nuestros cuerpos y almas, el modo de vida kosher obviamente será beneficioso para ambos.