Pregunta:
Siempre le digo a mi hijo de nueve años que si se porta bien y se esfuerza lograra lo que quiere. Ahora tengo un dilema. Hay una nueva consola de videojuegos que cuesta $499, más otro tanto por cada juego. Su primo tiene una, sus amigos la tienen, pero nosotros no tenemos intención de comprarla. No tenemos el dinero, y tampoco es una de nuestras prioridades —hay mejores cosas que puede hacer con su tiempo que entretenerse con videojuegos violentos. Él se comporta correctamente, nos escucha, se esfuerza en la escuela y ahora esta desolado, ya que ha hecho todo correctamente y no puede tener lo que desea. ¿Cómo se lo puedo explicar?
Respuesta:
Se le ha presentado una oportunidad educativa maravillosa. Es una ocasión para enseñar a su hijo dos verdades importantes: primera, que no puede tener todo lo que quiere, y segunda, que no siempre puede entender el por qué.
La idea de que los niños deben entender el razonamiento detrás de cada una de las decisiones de sus padres es absurda. Si los niños fueran capaces de entender cada motivación de sus padres, podrían ser padres ellos mismos. Es justamente su incapacidad de apreciar el por qué cada capricho no debe ser satisfecho lo que los define como niños. El trabajo de los padres es fijar límites, y a veces la respuesta es tan solo "no".
Cuando un padre pone un límite y dice No claramente, le está haciendo un gran favor a su hijo. Porque su hijo aprenderá una lección importante en la vida —no siempre se consigue lo que uno quiere. A veces parece injusto, a veces parece que no hay ninguna razón, pero sucede, y le ocurre a cada uno de nosotros, y ocurre durante toda la vida: hay cosas que uno desea y no puede tener.
Lamentablemente, hoy en día, a muchos niños no se les enseña esto. Sus padres les dan todo lo que desean. Entonces cuando crecen se sorprenden al ver que el resto del mundo no es así. Se convierten en adultos que creen que su cónyuge, sus amigos, su país y hasta Di-s deben satisfacer sus deseos instantáneamente. Si tan solo nos enseñaran desde niños que no podemos tenerlo todo, sería más fácil aceptarlo de adultos.
Su hijo merece ser recompensado por su buen comportamiento, pero esa recompensa no necesariamente debe ser en todos los casos la que él desea. No es fácil, pero es mucho mejor aguantar la rabieta de un niño decepcionado por algunos días que tener un niño malcriado por el resto de la vida. Como ha dicho el rey Solomon "Eduque al niño a su camino, de modo que cuando crezca no se desvíe de el." Él estará decepcionado hoy, pero algún día se lo agradecerá.
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