¿Cuántas personas conocemos que se hayan especializado en el arte de recibir graciosamente un obsequio o un elogio? ¿Por qué a la mayoría de nosotros le cuesta pedir instrucciones? Existe una razón para ello. Según se nos ha dicho, el hombre fue creado a imagen y semejanza de su Creador.

Se cuenta la historia de un Rabino que regresa a su hogar después de su disertación anual para recaudar fondos para "MAOT JITIM" (En las semanas previas a Pesaj es una costumbre en todas las comunidades judías, recaudar fondos para maot jitim -dinero del trigo- con el cual se adquiere Matzá, vino y otros productos necesarios para los carenciados en la festividad de Pesaj.

"¿Nu?" preguntó la esposa, "¿cómo te ha ido?"

"Bueno" dijo el Rabino, "la mitad de la tarea se ha logrado. Los pobres están de acuerdo en recibir. Ahora sólo me resta convencer a los ricos de dar"

En realidad, este Rabino estaba equivocado. Dar es la parte más fácil.

La parte más dificultosa es la de recibir. ¿Cuántas personas conocemos que se hayan especializado en el arte de recibir graciosamente un obsequio o un elogio?

¿Por qué a la mayoría nos cuesta pedir instrucciones cuando estamos perdidos?

Existe una razón para ello. Según se nos ha dicho, el hombre fue creado a imagen y semejanza de su Creador.

El dar proviene de la Fuente de Todo. ¿Pero como puede Alguien al que no Le falta nada, recibir? Sólo por el acto de auto -contraerse, por medio del gran misterio de una voluntad Divina que proclama: "Yo deseo esto de ti"

Creado con la Imagen Divina, el hombre es un dador natural. Pero se requiere un esfuerzo supremo de nuestra parte para recibir genuinamente, debemos ahuecar nuestro yo y convertirlo en un recipiente apropiado para recibir amor.

Y un desafío mayor aún es el esfuerzo para lograr ser un vehículo auténtico en el acto de dar. Transmitir al recipiente de nuestro dar -así como Di-s nos lo transmite- el profundo deseo que tenemos de proveer, y lo agradecidos que estamos por habérsenos otorgado la oportunidad de dar.