A la luz de todo lo dicho arriba, se comprenderá claramente la decisión de la Halajá explícitamente formulada en el Talmud y los Códigos de que la meditación no es válida en lugar de la articulación verbal. Así, si uno recitó el Shemá solamente en su pensamiento y corazón, aun si así hizo con toda la fuerza de su concentración (kavaná), no cumplió su obligación [de recitar el Shemá con sólo meditar en sus palabras]; debe volver a recitarlo [verbalmente]. Lo mismo es cierto de la "Oración de Gracias Después de las Comidas" (Birkat HaMazón) ordenada por la Torá, y [análogamente con] otras bendiciones [pese a que son] de origen rabínico; y así también con la plegaria. Si, en cambio, la persona pronunció con sus labios [las palabras del Shemá, la plegaria, etc.,] pero no concentró sus pensamientos, cumplió, post facto, su obligación, y no precisa repetirlas [con concentración] salvo el primer versículo del Shemá y la primera bendición del Shemoné Esré. En ese sentido está escrito [al comienzo del segundo capítulo de Berajot]: "Hasta aquí, la mitzvá es una concentración; de aquí en más, la mitzvá consiste en el recitado...".

Esto se debe a que el Alma [Divina] no precisa enmendarse a sí misma por medio de los mandamientos; mas bien, [el objetivo de las mitzvot es] sólo atraer la luz [Divina] para perfeccionar el alma vitalizadora y el cuerpo. [Esto se logra] por agencia de las letras del habla que el alma pronuncia a través de los cinco órganos de la articulación verbal, y a través de las mitzvot de acción que el alma ejecuta por intermedio de los demás órganos del cuerpo.

Se ha dicho, sin embargo, que la plegaria, o cualquier otra bendición, [recitada] sin kavaná, es cual un cuerpo sin alma. Esto es que tal como en este mundo todas las criaturas poseedoras de un cuerpo y un alma —o sea, el néfesh de todo ser viviente, el rúaj de toda carne humana, y la neshamá de todo lo que, entre todas las criaturas vivientes, tiene hálito de vida en sus fosas nasales— Di-s las anima a todas y las crea constantemente de la nada con la luz y la vitalidad que El les proporciona —pues incluso el cuerpo material, y aun las mismísimas piedras y la tierra, que son totalmente inanimadas, tienen dentro de sí luz y vitalidad de Di-s, a fin de que no regresen a la inexistencia y la nada como eran [antes de ser creados]— no hay, sin embargo, comparación o similitud alguna entre la calidad de la luz y fuerza vital que irradian en el cuerpo, y la calidad de la luz y fuerza vital que irradian en la neshamá, que es el alma de toda cosa viviente.

Es cierto que en términos de "ocultamiento del Semblante", la luz es la misma en ambos, [cuerpo y alma]. Las vestimentas en que se esconde, oculta e inviste la luz, son idénticas [en ambos, cuerpo y alma]. Pues ambos son de este mundo en el que, en todo, la luz y fuerza vital [que emanan] del "aliento de Su boca" están igualmente ocultas, en virtud del "ocultamiento del Semblante", y [en virtud] del descenso gradual [de un nivel a otro] por medio de numerosos y profundos tzimtzumím (contracciones) en el curso de los varios niveles [que constituyen] la sucesión encadenada de los mundos (hishtalshelut), invistiéndose finalmente en kelipat noga, con el fin de dar vida a la totalidad de este mundo material. Esto es: (1) todas las cosas permitidas y puras de este mundo [que reciben su vitalidad directamente de kelipat noga] y de ella y a través de ella, se desarrollan (2) todas las cosas [prohibidas,] impuras, [que derivan su vitalidad de las tres kelipot impuras, sin embargo, también su vitalidad proviene de noga] pues es el nivel intermediario [entre la santidad —donde se origina toda la vida— y las tres kelipot impuras], como se mencionara arriba.

Sin embargo, la iluminación, es decir, el flujo de vitalidad con el cual Di-s ilumina y da vida [a todas las criaturas de este mundo] por vías de esta vestimenta, no es la misma para todos ellos [y la distinción entre la fuerza vital de las diferentes criaturas es] en términos de contracción y expansión.

En el cuerpo físico [de un ser viviente] y en el [ser] absolutamente inanimado, como las piedras o la tierra, el rayo [del poder creador Divino] está en un estado de contracción sin paralelo. La fuerza vital [dentro de estos seres inanimados] es tan mínima que carecen incluso del poder de crecimiento vegetal. En el vegetal, el rayo no está tan contraído. En general, [todas las cosas de este mundo] se subdividen en cuatro categorías: mineral, vegetal, animal y el hombre, correspondiéndose con las cuatro letras del Nombre Divino, del que se derivan.

Ahora bien, tal como la iluminación y el flujo de vitalidad [que se encuentra] en la [categoría] mineral y vegetal carece de toda comparación o similitud con la iluminación y el flujo de vitalidad investido en los animales y en el hombre —a pesar de que en todas [las cuatro categorías] la luz [animadora Divina] es la misma en términos de "ocultamiento del Semblante", y en todas se inviste en la misma vestimenta, a saber, la vestimenta de noga— análogamente no hay comparación o similitud entre la iluminación y el flujo de la bendita luz Ein Sof —es decir, el aspecto interior de Su Voluntad, sin "ocultamiento del Semblante" y sin vestimenta alguna— tal como irradia y se inviste en las mitzvot consistentes de acción —ya sea acción propiamente dicha o mitzvot ejecutadas mediante el habla y la articulación verbal que es considerada como la acción real— cuando se ejecutan sin kavaná, con la [superior] iluminación y flujo de la bendita luz Ein Sof que irradia y se inviste en la kavaná de las mitzvot de acción, es decir, la intención del hombre de apegarse a Di-s por medio del cumplimiento de Su voluntad [según ésta se expresa en las mitzvot], ya que El y Su voluntad son uno. Similarmente en lo que respecta a la kavaná en la plegaria, el recitado del Shemá y sus bendiciones, y en otras bendiciones, en que, con kavaná en ellas, liga su pensamiento e intelecto a Di-s.

No es que el apego del pensamiento e intelecto humano a Di-s fuera intrínsecamente superior al apego [logrado] a través de la ejecución activa y práctica de las mitzvot que dependen de la acción, como se explicará más adelante. Mas bien, [kavaná es superior] porque también esto es la Voluntad de Di-s: que la persona se ligue a El con el intelecto el pensamiento, y [con] la kavaná de las mitzvot activas, y con la kavaná de la persona durante el recitado del Shemá, y en la plegaria y demás bendiciones; y la iluminación de la Voluntad Suprema que irradia y se inviste en esta kavaná es infinitamente mayor y más sublime que la iluminación de la Voluntad Suprema que irradia y está investida en la ejecución de las mitzvot mismas, en acción y habla, sin kavaná. Esta [superioridad de kavaná] es similar a la superioridad de la luz del alma por sobre el cuerpo, que es un recipiente y una vestimenta para el alma, tal como el cuerpo de la mitzvá misma es un recipiente y una vestimenta para su kavaná.

Si bien es cierto que ambas —la mitzvá propiamente dicha y su kavaná— contienen la misma Voluntad [Suprema], que es perfectamente simple, [es decir,] inmutable e indivisible, y [esta Voluntad] está unida con la Esencia y Ser de Di-s en unidad perfecta, no obstante, la iluminación [de la Voluntad Suprema en el alma del hombre] no es equivalente en términos de contracción y expansión.*

* NOTA

Se explica también en Etz Jaím que la kavaná en mitzvot y en el estudio de Torá está en el nivel de "luz", en tanto que el "cuerpo", [es decir, la ejecución de] las mitzvot, están en el nivel y la categoría de "recipientes". Estos [recipientes] representan "contracción", pues es a través de la contracción de la luz que los recipientes fueron traídos a la existencia, como lo saben quienes están familiarizados con la Disciplina Esotérica.

[Las mitzvot y su kavaná] también se dividen en cuatro niveles. Pues el "cuerpo" de las mitzvot propiamente dichas comprende dos niveles, a saber, las mitzvot que involucran la acción concreta y las mitzvot ejecutadas con el habla y el pensamiento, tales como el estudio de Torá, la Lectura del Shemá, la plegaria, el recitado de 'Gracias Después de las Comidas', y las demás bendiciones. La kavaná de las mitzvot, [es decir, la intención de la persona] de ligarse a Di-s [al ejecutar la mitzvá,] que es como un alma para el cuerpo [de la mitzvá] es, asimismo, dividida en dos niveles, correspondiéndose con los dos niveles de alma presentes en los cuerpos materiales, a saber, (a) en los animales y (b) en el hombre.

[El nivel superior de kavaná es el de] la persona lo suficientemente discernidora como para conocer a Di-s y reflexionar acerca de Su grandeza, y para crear de su entendimiento un elevado temor en su mente y un amor a Di-s en el lado derecho de su corazón, de manera que su alma tenga sed de Di-s, de [procurar] apegarse a El por medio del cumplimiento de la Torá y las mitzvot, que son la extensión e iluminación de la luz Ein Sof sobre su alma para [poder] apegarse a El. Cuando estudia [Torá] y ejecuta las mitzvot [es] con esta kavaná, y del mismo modo cuando ora y recita las bendiciones [es] con esta kavaná. Semejante kavaná es análoga al alma de un ser humano, quien posee inteligencia y libertad de elección y habla con sabiduría.

[El segundo nivel de kavaná es el de] aquel cuya comprensión es demasiado limitada como para conocer y reflexionar acerca de la grandeza del bendito Ein Sof y crear así, de su comprensión, un amor manifiesto en su corazón, y también reverencia en su mente y temor a Di-s en su corazón. [Su grado de comprensión es inadecuado para crear una emoción espiritual palpable]. El evoca y despierta meramente el amor natural que está oculto en su corazón, y lo saca del ocultamiento de su corazón [para llevarlo] a un estado de conciencia, al menos en su mente, de modo que su voluntad en su mente y en lo recóndito de su corazón apruebe y consienta, con total disposición y perfecta sinceridad, a entregar su vida [al martirio] en la práctica real en aras de [su afirmación de] la Unicidad de Di-s, a fin de adherir a El su Alma Divina y sus vestimentas y unirlas a Su Unidad y Unicidad — que es idéntica a la Voluntad Suprema investida en el estudio de la Torá y en la ejecución de las mitzvot, como se explicó arriba. Este [amor natural] comprende también el temor [a Di-s]: la aceptación de Su dominio, a fin de no rebelarse contra El —Di-s libre— [a través del pecado]. Cuando, motivado por esta kavaná, la persona "se aparta del mal" y "hace el bien", y estudia, ora, y recita las bendiciones, meditando apenas en el significado [simple] de las palabras sin temor ni amor conscientes en su corazón y su mente —esta [categoría de] kavaná es similar al alma de un animal, el que no tiene inteligencia ni libertad de elección, y cuyas emociones —su temor a las cosas dañinas y su amor a las cosas agradables— son sólo naturales en él, no [el producto] de su inteligencia y comprensión. Así también, a modo de ejemplo, son el amor el temor naturales ocultos en el corazón de cada judío, pues son nuestra herencia de nuestros Patriarcas, y como un instinto natural en nuestras almas, como se mencionara arriba.