Por esta razon, también, los ángeles son llamados jaiot ("bestias") y behemot ("animales"), como está escrito: "Y un [ángel con] rostro de león está a la derecha [de la Divina Carroza]... y el rostro de un buey a la izquierda..."; porque no tienen libertad de elección [entre el bien y el mal, como la tiene el hombre], y su temor y amor [a Di-s] les es natural, como está escrito en Raaiá Mehemná, Parshat Pinjás. Por eso, los tzadikím —justos— están en un nivel superior al de ellos [—los ángeles—]: la morada de las almas de los tzadikím está en el Mundo de Beriá (Creación), en tanto que la morada de los ángeles está en el Mundo de Ietzirá (Formación).*

La diferencia entre ellos es [la siguiente:] que en el Mundo de Ietzirá sólo irradian las [seis] midot del bendito Ein Sof,

* NOTA

(Esto es así [sólo] en el caso de los ángeles ordinarios. Hay, sin embargo, ángeles superiores en el Mundo de Beriá, cuyo servicio [a Di-s] es con temor y amor inteligentes. Así está escrito en Raaiá Mehemná, ibíd., que hay dos clases de sagrados jaiot, instintivos e inteligentes, como también está escrito en Etz Jaím).

o sea el amor a El, el miedo y el temor a El, etc. Pues está escrito [en Tikuním y en Etz Jaím] que las seis Sefirot "anidan" en el Mundo de Ietzirá. Por eso, éste es el sevicio de los ángeles [cuya morada está en Ietzirá], constantemente, sin detenerse de día y de noche: permanecer en temor y miedo [a Di-s]. Esto se refiere a toda la hueste de [ángeles bajo] Gabriel, que está a la izquierda. El servicio de la hueste de [ángeles bajo] Mijael es, por otra parte, amor, y así sucesivamente. Pero en el Mundo de Beriá irradian la jojmá, biná y dáat del bendito Ein Sof, que son la fuente de las midot y su "madre" y raíz. Pues así está escrito en Tikuním, que Ima Ilaá "anida" en "el Trono", o sea, en el Mundo de Beriá, con tres sefirot [de Atzilut: Jojmá, Biná, y Dáat]. Por eso [Beriá] es la morada de las almas de aquellos tzadikím que sirven a Di-s con un temor y amor que emanan del entendimiento y la comprensión de la grandeza del Ein Sof, amor éste que es llamado reúta delíba, como se mencionara antes. De este reúta delíba es confeccionada una vestimenta para el alma en el mundo de Beriá, que es el Jardín Superior del Edén, como se analizará luego, y como está escrito en el Zohar, [Parshat] Vaiakhél.

Sin embargo, esto se aplica únicamente a aquellas almas que están realmente en el nivel de Neshamá, las que representan una "comprensión intelectual superior" del bendito Ein Sof. Pero los tzadikím que están en la categoría de Rúaj, y análogamente también todas las demás almas de Israel que han servido a Di-s con el temor y el amor [naturales] ocultos en el corazón de todo Israel, no ascienden allí —salvo en Shabat y Rosh Jodesh ('Luna Nueva'), por medio de la columna que se extiende desde el Jardín Inferior del Edén al Jardín Superior del Edén, es decir, el Mundo de Beriá que es llamado 'Jardín Superior del Edén', para deleitarse en Di-s y gozar del resplandor de la Shejiná. El intelecto de un ser creado goza y deriva placer sólo de aquello que concibe, entiende y conoce, y aprehende con su intelecto y entendimiento, tanto como le es posible captar de la bendita luz Ein Sof por medio de Su sabiduría y Su entendimiento que brillan allí, en el mundo de Beriá—.

[El servicio a Di-s por parte de] estas almas [es considerado superior al de los ángeles y por eso] son privilegiadas con ascender [ocasionalmente a Beriá,] más alto que los ángeles, a pesar de que ellas [al igual que los ángeles] sirvieron a Di-s sólo con temor y amor naturales, porque a través de su temor y amor es subyugada la sitrá ajará investida en sus cuerpos, ya sea [en el caso del temor,] en el plano de "alejarse del mal" [absteniéndose de hacer el mal, y con ello] conquistando y quebrando sus pasiones, como [en el caso del amor, subyugando a la sitrá ajará], en el plano de "hacer el bien", como se explicó antes. Estas almas, [mientras estuvieron en el mundo físico] tuvieron libertad de elección; podrían haber elegido el mal, Di-s libre, mas eligieron el bien a fin de subyugar la sitrá ajará, de manera que sea elevada la gloria de Di-s... [en todos los Mundos, con una elevación] similar a la superioridad de la luz... [que emerge de la oscuridad, por sobre la luz ordinaria], como se mencionara antes.

Todo lo mencionado arriba hace a la morada de las almas y su ubicación. Su Torá y servicio Divino, sin embargo, son en realidad absorbidos en las Diez Sefirot, que son una manifestación de Divinidad, y con las que se une la bendita luz Ein Sof en unión perfecta. Específicamente, esto significa [que la Torá y el servicio Divino de la persona ascienden] a las Diez Sefirot de Beriá [cuando son generados], por el temor y el amor intelectuales, y a las Diez Sefirot de Ietzirá [cuando son instados] por el temor y el amor naturales.

Ahora bien, dentro de ellas están investidas las Diez Sefirot de Atzilut (el Mundo de Emanación), y unidas con ellas completamente, y las Diez Sefirot de Atzilut están, a su vez, absolutamente unidas con su Emanador, el bendito Ein Sof. Las almas, por su parte, no son absorbidas en la Divinidad de las Diez Sefirot, sino que se ubican, en cambio, en las "Cámaras" y "moradas" de Beriá o Ietzirá; y éste [resplandor del que disfrutan] es, en verdad, un "rayo" de [la luz de] su misma Torá servicio Divino [véase Zohar, Vaiakhél, folio 210], pues "la recompensa por una mitzvá es la mitzvá misma".

El Mundo de Atzilut está más allá de la inteligencia, la captación y el entendimiento del intelecto del ser creado. Porque la jojmá, biná y dáat del Ein Sof están unidos a El allí en unidad perfecta, en una profunda y maravillosa unidad infinitamente superior a aquella presente en el Mundo de Beriá. Pues allí descendieron ellos para iluminar [sólo] en grado restringido, para permitir al intelecto de los seres creados recibir de ellas JaBaD de modo que puedan conocer a Di-s a fin de comprender y captar algo de la luz Ein Sof, en la medida en que le es posible comprender al intelecto de seres finitos, limitados y creados. [Para lograr este cometido fue necesaria una "contracción" de JaBaD de Atzilut] no sea que [los seres creados de Beriá] fueran disueltos de la existencia y que [lo que es más] cesaran de existir totalmente como seres creados, retornando en cambio a su fuente y raíz, a saber, la Divinidad misma.

Esta contracción [que experimenta JaBaD de Atzilut a fin de iluminar en Beriá], entonces, hace que las almas en el Mundo de Beriá sean iluminadas por un resplandor del JaBaD del Ein Sof. Los creados seres intelectuales [de Beriá] no pueden, sin embargo, captar JaBaD tal cual [estas sefirot intelectuales] son [en toda su irrestricta intensidad] en el Mundo de Atzilut, donde [JaBaD] no está sujeto a una contracción de tan gran magnitud [como lo está en Beriá]. Por eso, su pensamiento no puede captar cosa alguna allí. Por este motivo, [Atzilut] es la morada de los grandes tzadikím cuyo servicio a Di-s es enormemente superior incluso al temor y al amor derivados de entender y comprender Su grandeza, tal como Atzilut trasciende enormemente el nivel de entendimiento y comprensión del intelecto de un ser creado. Su servicio está, mas bien, en el nivel de una verdadera "carroza" para el bendito Ein Sof, anulando a El su mismísima existencia, e incorporándose a sí mismos, a todo lo que poseen, dentro de Su luz, a través de la observancia de Torá y mitzvot. Nuestros Sabios aplicaron una descripción tal a los Patriarcas, diciendo que "ellos mismos constituían la Carroza Divina", porque éste fue su nivel de servicio durante todas sus vidas.

Pero en cuanto a aquel cuya raíz del alma es de capacidad demasiado limitada para tan perfecto servicio —como para que mediante su servicio [de Torá y mitzvot] esté constantemente anulado en, y absorbido por, la luz de Di-s—, [y por eso puede lograr este estado] sólo a intervalos y [sólo] en momentos de favor Divino en lo Alto, tales como durante la plegaria de Shemoné Esré —que está en el nivel de Atzilut, y especialmente al inclinarse [en los cuatro lugares designados] en ella, pues cada una de estas inclinaciones representa el nivel de Atzilut [9como está escrito en Prí Etz Jaím, en la sección que trata de la Bienvenida al Shabat], pues corporizan la idea de autoanulación en la luz de Di-s, o sea, ser considerado como la nada absoluta ante El—, en éste [individuo], incluso en esos momentos, la morada principal de su alma está en el Mundo de Beriá [y sólo ocasionalmente, en un momento de favor Divino, ascenderá su alma a Atzilut como "aguas femeninas", como lo saben quienes están familiarizados con la Disciplina Esotérica].

"La recompensa de una mitzvá es la mitzvá misma". Esto significa que podemos conocer la naturaleza esencial el rango [de la mitzvá] por su recompensa. Ahora bien, no nos ocuparemos con [la explicación de] cuestiones ocultas, o sea, de los grandes tzadikím que están en el nivel de "carroza", sino solamente con aquellas cuestiones reveladas a nosotros, a las que todo hombre debe aspirar: saber con certeza que la naturaleza esencial y el rango del servicio Divino con temor y amor manifiestos en el corazón, derivados del entendimiento y la comprensión de la grandeza del bendito Ein Sof, [de su recompensa sabemos] que su lugar es en las Diez Sefirot de Beriá; el servicio [cuya motivación surge] del temor el amor natural [oculto] en la mente, [servicio del que se dijo antes que es recompensado en el Mundo de Ietzirá — de esta recompensa sabemos que] su lugar está en las Diez Sefirot de Ietzirá. Pero el servicio Divino llevado a cabo sin despertar el temor y el amor [para que esté] en un estado manifiesto en la mente —o sea, [un servicio realizado sin] despertar el amor natural oculto en el corazón de ma nera que emerja de los recónditos recovecos del corazón para que esté revelado al menos en la mente [consciente] y en lo recóndito del corazón— [y,] en lugar de ello, [el amor] permanece oculto en el corazón como en su estado natal, como estaba antes de su servicio Divino — un servicio como éste permanece abajo, en este "Mundo de Separación", [el nivel] denominado "lo externo de los mundos"; no tiene el poder para elevarse y para ser absorbido en Su bendita Unidad, que son las Diez sagradas Sefirot, como está escrito en Tikuním que "sin temor y amor no se alza en vuelo ni puede ascender para estar ante Di-s".

Esto se aplica no sólo cuando la motivación de la persona para abocarse a Torá y mitzvot es realmente sheló lishmá ["no en aras de ellas mismas"], o sea, [que lo hace] por algún motivo ulterior, Di-s libre. [También es aplicable] incluso si, como lo describe el versículo, "Su temor a Mi fue [como] preceptos humanos de rutina", vale decir, [que sirve a Di-s] por un hábito acostumbrado desde su infancia, al haber sido entrenado y educado por su padre y maestro a temer a Di-s y a servirle, pero en realidad no lo hace en aras de ello mismo [lishmá]. Pues es imposible [servir a Di-s] verdaderamente lishmá sin despertar, al menos, el temor y el amor naturales, llevándolos del ocultamiento del corazón a la revelación, al menos en la mente y lo recóndito del corazón. Pues tal como la persona no hace nada por su semejante —para satisfacer su voluntad— a menos de que lo ame o le tema, del mismo modo es imposible actuar verdaderamente en aras de Di-s —solamente para satisfacer Su voluntad— a menos de que evoque y despierte su amor o temor a Di-s en cierta medida — al menos en su mente, su pensamiento y en lo recóndito de su corazón.

Además, [el despertar del amor] por sí solo, sin [el estímulo de] por lo menos el Temor [a Di-s] de Nivel Inferior (Irá Tataá) que está oculto en cada corazón judío, no es llamado "servicio", como figura más adelante.

Sin embargo, cuando la persona se ocupa [del servicio Divino] explícitamente no lishmá, sino por algún ulterior motivo de glorificación propia —como, por ejemplo, para volverse erudito, o similares—, este motivo, que se deriva de kelipat noga, se inviste en su [estudio de] Torá, y la Torá [estudiada por este motivo] está en un estado de exilio dentro de la kelipá, [pero sólo] temporariamente, hasta que se arrepienta, pues "[el arrepentimiento] trae curación al mundo". Porque cuando regresa a Di-s, su Torá regresa con él [de la kelipá a la santidad]. Por eso declararon nuestros Sabios: "Que el hombre se dedique siempre[a la Torá y las mitzvot, aun sheló lishmá]" pues de sheló lishmá llegará indudablemente a [estudiar y observar] lishmá", pues de seguro a fin de cuentas llegará al arrepentimiento, ya sea en esta encarnación o en otra, porque "Ningún desterrado de El [por sus pecados] quedará desterrado", [sino que finalmente se arrepentirá].

Pero si la persona actúa de manera neutral, ni lishmá ni sheló lishmá, la cuestión no depende entonces del arrepentimiento, sino que apenas repasa este tema lishmá, aun aquello que había estudiado en forma neutral se alza en vuelo a lo Alto, uniéndose y anexándose a este estudio, puesto que ninguna kelipá de noga se había investido aún en él. Por eso, "Que el hombre se dedique siempre [a la Torá... aun sheló lishmá, pues de sheló lishmá llegará a lishmá]".

Lo mismo es cierto de la plegaria sin kavaná, como se analiza en el Zohar.