El Maguid de Mezritch, aconsejó a uno de sus discípulos que estudiara con Reb Zushe de Anipoli.
Éste fue a ver a Reb Zushe, quien humildemente aceptó la invitación.
"¿Qué estudiaremos?" preguntó el discípulo.
"Continuaremos con lo que usted está estudiando" Reb Zushe contestó.
El hombre sacó un volumen de Talmud y explicó el pasaje: "Cuando hay sólo nueve personas en la sinagoga, hay una opinión que dice que el arca puede contarse para completar el quórum de diez necesario para la oración. El Talmud pregunta: ¿El arca es una persona? No importa cuán santo es el arca, son exigidos humanos para completar el quórum para la Tefilá".
Reb Zushe interrumpió: "¿Qué quiere decir el Talmud con: El arca es una persona'? Todos sabemos que es un objeto" La pregunta era retórica. ¿Reb Zushe no apreciaba eso?
Reb Zushe continuó: "Quizá intenta decir que una persona puede ser un arca que contiene la Torá, un almacén de conocimiento, pero a menos que él sea una persona, a menos que ese conocimiento se integre con su humanidad, cabe la duda de si él puede contarse entre la comunidad"
El discípulo entendió que ésta era la lección que el Maguid había querido que aprendiera: Cómo usar su conocimiento para refinarse y cambiar su carácter.
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