La Parashá nos cuenta como Moisés seleccionó doce emisarios y los envió en una misión vital para averiguar la fuerza y la debilidad de los cananeos, como preparación para cumplir el mandamiento de Di-s de conquistar Canaán. Caleb y Josué fueron fieles a su misión, pero los otros diez trajeron informes distorsionados en un intento para desanimar a los judíos de seguir hacia la Tierra Santa. Presentaron tres objeciones básicas al intento de conquistar la tierra:
La primera fue una objeción general —la avasalladora fuerza de los cananeos. A pesar que Di-s les había mostrado milagros en el pasado, ¿sería la ayuda Divina lo suficientemente poderosa para vencer a esas fuertes naciones? Segundo, ¿era Israel merecedor de milagros? Los espías señalaron la presencia de los amalequitas, que previamente habían atacado a Israel cuando los judíos demostraron una inadecuada falta de fe. Tercero, aunque Di-s mostrara milagros en la conquista misma de la Tierra Santa, ¿lo haría en las etapas preparatorias de la conquista, al aproximarse a la tierra en la cual los hititas, jebuseos, etc., esperaban?
Al oír las afirmaciones de los diez espías, los judíos comenzaron a agitarse en una actitud de rebeldía. Entonces Caleb les recordó que Di-s había 1) partido el Mar de las Cañas, 2) les había traído las codornices y 3) les había dado el Maná. En esas pocas y simples palabras ¡yacen profundas respuestas para los tres desanimadotes reclamos!
Mar de las Cañas: En el Mar de las Cañas la posición de los atrapados israelitas parecía desesperada ante las fuerzas superiores de los egipcios. Sin embargo Caleb les recordó, "Moisés partió para nosotros el Mar de las Cañas" y no hubo guerra; Di-s mismo peleó por ellos. Él puede hacer lo mismo con los poderosos habitantes de Canaán.
Codornices: Con respecto al "reclamo de Amalek" de la falta de merecimientos por parte de los judíos, Caleb les recordó que aun cuando caprichosamente le pidieron carne a Moisés, y simplemente "buscaban problemas"; sin embargo Di-s milagrosamente los abasteció con las codornices. Ahora también Di-s les mostraría milagros aunque no fueran merecedores.
Maná: El viaje de los israelitas a través del desierto fue sólo en preparación e incidental con su entrada en la Tierra Santa. Sin embargo el Todopoderoso realizó para ellos el milagro diario del Maná, refutando la afirmación de los espías de que Di-s no efectuaría milagros en su aproximación a Canaán.
Cada uno de nosotros es un emisario de Di-s para transformar su entorno en una "Tierra Santa". También nosotros enfrentamos los desanimadotes "informes" de nuestra propia Mala Inclinación. De alguna manera induce el temor de que su entorno es particularmente materialista, más que en cualquier otro lugar; su entorno es por lo tanto particularmente adverso a la difusión de la Torá ("Los habitantes de la Tierra son poderosos").
En otros la inclinación evoca un sentimiento de indignidad para llevar a cabo la sagrada misión ("mencionando a Amalek"), mientras que una tercera inclinación hace parecer que hay impedimentos para evitar aun la aproximación al objeto de su misión en la vida.
Nuestra respuesta a la Mala Inclinación está claramente indicada en la respuesta de Caleb. A pesar que el entorno es fuertemente materialista, a pesar que no somos perfectos y hemos pecado, a pesar que hay distracciones e impedimentos extraños, el Todopoderoso sin embargo nos da, individual y colectivamente, la fuerza para quebrar todas las barreras, vencer todos los obstáculos y cumplir la misión en la vida.
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