Esta semana leemos en la Torá la historia de Noaj y del diluvio, durante 40 días y cuarenta noches llovió sobre la tierra cubriendo absolutamente todo, y ahogando a una generación malvada, dejando como únicos sobrevivientes a Noaj y a su familia.
En la Cabala se explica que el diluvio no era meramente un castigo sino principalmente tenía la función de purificar al mundo, y del mismo modo que una mikve purifica solamente cuando tiene 40 seá (medidas de capacidad antiguas), fueron necesarios 40 días para purificar la tierra.
Después del diluvio, la tierra cambió, incluso no producía los mismos frutos que antes del diluvio, la gente no vivía la misma cantidad de años, podemos decir que hubo un reestructuramiento en la creación.
Esto fue en el gran mundo, en el pequeño mundo, que es el hombre, ocurre lo mismo, cuando uno se encuentra en una situación de pecado es necesario pasar por una purificación, justamente la mikve que trae pureza, sobre la persona. Pero después del cambio , después de sumergirnos en la mikve, no podemos volver sobre nuestros pasos y seguir con nuestras mismas rutinas, para que realmente la Teshuva funcione nuestro mundo debe cambiar.
¡Shabat Shalom!
Rabino Eli Levy