Estimados Lectores:
Esta semana leemos en la Torá sobre el comienzo de las plagas en Egipto que permitieron la liberación de la esclavitud.
“Yo soy Dios. Los sacaré de su trabajo forzado en Egipto y los libraré de la esclavitud de ellos”
El midrash comenta que una de las características del trabajo forzado era que los egipcios obligaban a los hijos de Israel a construir en zonas pantanosas y no aptas para las edificaciones que debían erigir, indefectiblemente los proyectos sucumbían.
Esto era hecho adrede para lograr someter sicológicamente todavía más a los esclavos.
La ley judía prohíbe obligar a un empleado a hacer un trabajo innecesario solo para mantenerlo ocupado, ya que no hay mayor frustración que la de sentir que lo que uno hace no tiene sentido, que nuestro esfuerzo no llega a ningún lugar.
Muchas veces nos ocurre que terminamos el día con la sensación de que estuvimos súper “ocupados” pero no logramos nada, corriendo de un lado a otro pero sin ver frutos.
No hay nada más frustrante.
Nuestra misión es salir de nuestro “Egipto” personal, imbuyendo de sentido cada día, cada hora, cada minuto de nuestras vidas.
Si nos aseguramos de hacer un favor al prójimo a diario, de pensar unos minutos en nuestro Creador, de usar nuestro trabajo, talento y recursos para el bien de los demás, entonces sentiremos que vale la pena el esfuerzo, que todo cobra sentido.
Pruébelo.
¡Shabat Shalom!
Rabino Eli Levy