En la décima y última plaga, todos los primogénitos egipcios murieron instantáneamente en la medianoche del decimoquinto día del mes de Nisán. Anteriormente, D-os le ordenó al pueblo judío preparar un cordero o cabrito para faenarlo y comerlo esa noche.
Huyendo del Exilio
וַאֲכַלְתֶּם אֹתוֹ בְּחִפָּזוֹן וגו': (שמות יב:יא)
[D-os le ordenó a Moisés que le diga al pueblo] “Lo comerán [al cordero o cabrito] de prisa.” Exodo 12:11

A pesar de que los judíos habían renunciado a su participación en la cultura egipcia, el encanto del materialismo egipcio aún mantenía una fascinación para ellos. Por lo tanto D-os tuvo que sacarlos rápidamente de Egipto, mientras aún estaban lo suficientemente impresionados por las diez plagas y estaban dispuestos a dejar el único hogar que conocían y aventurarse a algo doblemente desconocido, lo inhóspito del desierto y una vida de santidad.

Lo mismo es verdad siempre que salimos de un “Egipto” personal, es decir, siempre que dejamos atrás la familiaridad de una forma anterior de vida y nos elevamos a un nuevo nivel de conciencia Divina y su correspondiente estilo de vida. Para mantenernos en nuestro nuevo camino es crucial sostener el momento y tomar todas las medidas necesarias para no volver a hábitos anteriores.

Sin embargo, en la Redención Mesiánica esta precaución no será necesaria. Dado que esta redención será absoluta y abarcará toda la realidad, no habrá posibilidad de volver atrás a la mentalidad de materialismo.1