Luego D-os les dijo a los judíos que deben celebrar el aniversario del Éxodo cada año como la festividad de Pésaj. Una característica central de esta celebración es relatar a los niños la historia del Éxodo.
Por los Niños
וְהִגַּדְתָּ לְבִנְךָ בַּיּוֹם הַהוּא לֵאמֹר וגו': (שמות יג:ח)
Le deberás contar a tu hijo en ese día. Exodo 13:8

Interesantemente, el mandamiento de volver a contar la historia del Éxodo - que es la fuente por el Séder de Pésaj anual - está dado en el contexto de la descripción de “el hijo que no sabe preguntar”, el más inmaduro de los cuatro tipos de hijos a los que debemos adaptar nuestra descripción del Éxodo. Esto nos enseña que nuestro deber de contar el Éxodo se aplica principalmente a este niño no iniciado. Debemos encontrar las palabras para inspirar incluso en este tipo de niño la gratitud a D-os por librarnos de Egipto, y de todos los Egiptos pasados, presentes, futuros, personales y colectivos.

Esto es así porque el Éxodo de Egipto fue absoluto: ningún judío quedó en Egipto. Dado que el Éxodo fue tan totalmente abarcativo, la transmisión de su mensaje debe también abarcar a cada individuo que pueda entenderlo, incluso si implica un esfuerzo extraordinario.

Al asegurarnos que incluso “el hijo que no sabe preguntar” entiende el significado del Éxodo, nos aseguramos que los otros niños lo entiendan también, de la misma forma que elevar la base de cualquier estructura automáticamente eleva también el resto de la estructura.1