Luego de que el Tabernáculo haya sido erigido el 1ro. de Nisan de 2449, D-os llamó a Moisés al Tabernáculo y comenzó a instruirlo con respecto a los procedimientos relevantes a los sacrificios. Hay cuatro categorías generales de sacrificios: ofrendas de ascensión, ofrendas de paz, ofrendas de pecado y ofrendas de culpa. Primero D-os le enseñó a Moisés los procedimientos relacionados a las ofrendas de ascensión.
Acercando
אָדָם כִּי יַקְרִיב מִכֶּם קָרְבָּן וגו': (ויקרא א:ב)
[D-os le dijo a Moisés] “Cuando alguien traiga un sacrificio...” Levitico 1:2

La idea de los sacrificios parece estar en contra de la concepción judía de D-os: D-os no tiene necesidad de “consumir” o ser “sobornado” por nuestros sacrificios. Sin embargo vemos en esta sección de la Torá que D-os no sólo acepta sacrificios sino que establece explícitamente los procedimientos para ellos, dando todas las indicaciones de que ¡realmente los quiere!

De hecho, la palabra hebrea traducida como “sacrificio” u “ofrenda”, korbán, significa “acercarse”. A pesar de que generalmente asociamos los sacrificios con la expiación de pecados, los primeros sacrificios mencionados en esta sección son ofrendas voluntarias, que una persona trae a D-os no para expiar un pecado sino por el deseo de acercarse a Él. Por supuesto, que algunos de los sacrificios son efectivamente ofrendas de pecado. Esto simplemente significa que D-os nos llama a todos nosotros para acercarnos a Él en todo momento, no sólo a los que están libres de culpa.

Hoy en día, en ausencia del Tabernáculo (y su sucesor permanente, el Templo sagrado en Jerusalén), hay tres formas con las que nos acercamos a D-os: a través del estudio de la Torá, particularmente sus enseñanzas sobre los sacrificios; a través de la plegaria, cuya liturgia está modelada reflejando detalles de los sacrificios; y a través de actos de caridad y bondad.1