Al enseñarle a Moisés los procedimientos de los sacrificios, D-os se refiere a ellos varias veces como “pan para el fuego [del Altar]”
“Alimentando” a D-os
וְהִקְטִירוֹ הַכֹּהֵן הַמִּזְבֵּחָה לֶחֶם אִשֶּׁה לַיהֹוָה: (ויקרא ג:יא)
[D-os le dijo a Moisés] “El sacerdote debe quemar [el sacrificio] en el Altar, como alimento de fuego para D-os.” Levitico 3:11

A lo largo de la Torá, D-os se refiere repetida y figurativamente a los sacrificios como Su “pan”. Así como consumir pan - y comida en general - mantiene nuestras almas conectadas con nuestros cuerpos, el “pan” de D-os - el servicio de los sacrificios - mantiene a D-os, el alma y fuerza vital del mundo, conectado con el mundo. De esta forma, a través del ritual de los sacrificios, se trae energía Divina al mundo.

Lo mismo ocurre con nuestro “servicio de sacrificios”: nuestro estudio de Torá, nuestras plegarias, nuestros actos caritativos, y nuestro refinamiento y elevación continua del mundo físico en general, son el “pan” de D-os, conectando al mundo con D-os.1