Aharón y sus hijos fueron instalados como sacerdotes por medio de dos tipos de ofrendas: , sacrificios específicos que Moshé ofrendó en nombre de ellos cada día durante una semana completa cuando el Tabernáculo fue erigido por primera vez, y una ofrenda de trigo que cada sacerdote debía ofrendar en el primer día de su servicio. El objetivo de dichos sacrificios era despertar dentro de Aharón y sus hijos las cualidades que les permitieran actuar como representantes del pueblo judío ante D-os, tanto para lograr la expiación por sus faltas como para elevarlos a mayores alturas de consciencia Divina.
Cada uno de nosotros tiene el poder interno de no sólo sobreponerse a la oscuridad espiritual sino transformarla también en luz. Pero este poder interno, por diversas razones, no siempre lo tenemos disponible. Por lo tanto debemos buscar personas que estén impregnadas de Torá y más avanzadas en el camino del refinamiento espiritual, para que podamos beneficiarnos de su inspiración y guía. Al mismo tiempo, también debemos desarrollar nuestro “sacerdote” interno, tanto para transformar nuestra oscuridad interna en luz, como para ayudar a otros a hacer lo mismo por sí mismos.1
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