[Moshé] trajo el carnero como ofrenda de ascensión.
Nos enseñan los sabios que, en ausencia del Templo Sagrado, se considera que estudiar las leyes de un determinado sacrificio equivale a efectivamente ofrendarlo. Pero si el estudio de las leyes de un sacrificio logra lo mismo que la ofrenda de este, ¿para qué molestarnos con el sacrificio en sí, incluso cuando se reconstruya el Templo?
La diferencia entre el sacrificio “virtual” y el sacrificio real es su efecto sobre el mundo. Si bien el sacrificio “ofrendado” por medio del estudio de sus leyes sirve para elevar a la persona, no eleva el mundo a su alrededor. Solo el sacrificio físico —que incluye todos los aspectos de la Creación: humano, animal, vegetal y mineral— eleva el mundo en general.
Es por ello que siempre debemos buscar formas tangibles y prácticas de aplicar la inspiración o ideas espirituales que recogemos, de modo tal que no solamente nos afecten y eleven a nosotros mismos, sino también al mundo entero.1
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