El pueblo judío hizo milagrosamente tres días de recorrido durante el primer día de su viaje a través del desierto, porque D-os estaba ansioso por llevarlos a la Tierra de Israel. Pero una vez que partieron, algunos de los ex gentiles que los acompañaron cuando salieron de Egipto y se convirtieron al judaísmo, comenzaron a dudar con respecto a someterse a las leyes de D-os. Buscando una excusa para su actitud, estos recientes conversos se quejaron por haber viajado tanto el primer día.
Rectificando Rebeliones
וַיְהִי הָעָם כְּמִתְאֹנֲנִים וגו': (במדבר יא:א)
El pueblo buscó un pretexto [para rebelarse contra D-os]. Números 11:1

Sin duda que no debemos permitirnos rebelarnos (o ni siquiera considerar rebelarnos) contra D-os. Si esto requiere que nos “forcemos” a adquirir una segunda naturaleza, Divina, que así sea.

Pero la forma más profunda de suprimir una rebelión contra D-os es exponer su verdadera naturaleza: nuestro rechazo a estar satisfechos con nuestro actual entendimiento de D-os y nuestra repulsión por la superficialidad de nuestra relación actual con Él. Nuestra rebelión expresa nuestra desesperación: “Si esto es una vida Divina, ¡no quiero nada de ella!”

Visto bajo esta luz positiva, nuestras rebeliones, y las rebeliones del pueblo judío luego de haber comenzado sus viajes, son un clamor desesperado por un retorno sincero a D-os, por reestablecer nuestra relación con Él en un nivel mucho más profundo que el anterior.1