Estas dos tribus querían vivir como pastores porque esa ocupación conduce a un estilo de vida meditativo. Moshé inicialmente se opuso a la propuesta porque sabía que, hasta el arribo de la Era Mesiánica, la intención de D-os es que nos enfrentemos al mundo físico —e incluso luchemos en él si es necesario— con el objeto de depurarlo y elevarlo. Moshé accedió tras estipular que ellos primero ayudarían a sus hermanos a conquistar la Tierra de Israel. La experiencia de enfrentamiento al mundo material aseguraría que su posterior regreso al pastoreo no derivara en una huida de la realidad.
Del mismo modo, no debemos ver como una molestia frustrante el tiempo que estamos obligados a pasar elevando y depurando las tareas rutinarias del mundo. Por el contrario, debemos verlas ante todo como nuestra verdadera misión divina y, segundo, como la clave para asegurar que nuestro estudio de la Torá, nuestros rezos y nuestro cumplimiento de los mandamientos de D-os se lleven a cabo con las más puras y apropiadas de las intenciones.1
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