Para asegurar que las tribus de Reuvén y Gad mantuvieran la perspectiva apropiada cuando se asentaran en el margen oriental del río Jordán, Moshé estableció allí también a una mitad de la tribu de Menashé. La tribu de este era conocida por su amor a la Tierra de Israel, es decir, su dedicación a la depuración del mundo material, que se logra ante todo en la Tierra de Israel. Además, al establecer una mitad de esta tribu en el margen occidental del Jordán y otra mitad en el margen oriental, Moshé demostró que la tribu no se asentaba allí para eludir la responsabilidad de su misión en el margen occidental. Por último, Iosef había dado a su hijo el nombre de Menashé —el fundador de esta tribu— porque deseaba recordar que la vida fuera de la tierra de Israel no es la condición natural del judío.
Aprendemos de todo esto que la forma de llevar al mundo a su estado ideal —el Futuro Mesiánico— es abrazando en forma plena el desafío de elevar y depurar el mundo, ya que es este el objetivo último de la Redención Mesiánica.1
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