Las personas aceptan más fácilmente la crítica después de haber recibido algún beneficio material proveniente de quien las critica. Al criticar a alguien le estamos haciendo un favor espiritual; si precedemos este favor espiritual de uno material, aseguramos que ambas partes consideren la crítica desde la perspectiva apropiada y no la entiendan como un acto de mala voluntad.
Con su ejemplo, Moshé nos mostró que este principio se aplica aun en el caso de que la persona o el grupo sea merecedor de crítica por un pecado de tal gravedad como lo fuera la forja del becerro de oro. Aprendemos del ejemplo de Moshé que debemos extender a los demás toda nuestra ayuda —tanto sea material como espiritual— con el fin de reencauzarlos en la senda apropiada de la vida.
Al ayudar así a los demás nos ganamos la ayuda de D-os para encontrar nuestro propio camino apropiado en la vida, como también Su ayuda en la provisión de necesidades materiales tanto para nosotros como para nuestros seres queridos.
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