A continuación, Moshé recordó al pueblo judío que, tras escuchar el plan de D-os de mantenerlos en el desierto durante cuarenta años, algunos de ellos habían organizado su propio ejército e intentado entrar a la Tierra de Israel por sí mismos. Sin embargo, debido a que habían hecho esto en contra de la voluntad de D-os y a que carecían del liderazgo de Moshé, las naciones que vivían cerca de la frontera los rechazaron.
Ese grupo de judíos se había arrepentido del pecado de los espías y ahora querían subir a la Tierra Santa. ¿Qué había de mal en ello, si es que se nos enseña que nada se interpone en el camino del arrepentimiento?
La respuesta es que la Tierra de Israel solo podía ser conquistada con la presencia del Arca del Tabernáculo y el liderazgo de Moshé. El arrepentimiento podía borrar los pecados del pueblo, pero no podía cambiar el procedimiento necesario para apropiarse de la tierra. Como esos individuos no estaban dispuestos a someterse al liderazgo de Moshé y querían conquistar la tierra por su propia cuenta, D-os rechazó su iniciativa.
Lo mismo vale para nuestros días. La Torá ha establecido un preciso procedimiento para la Redención Mesiánica, así como para toda forma de redención personal. Todo intento de saltar pasos en el proceso de redención está destinado al fracaso. Al igual que lo que ocurre con el éxito de todo emprendimiento, la posibilidad de acelerar la llegada de la Redención depende exclusivamente de que nuestro enfoque coincida con el plan de D-os. De aquí la importancia de estudiar Torá en forma personal y buscar la guía de estudiosos calificados en Torá para todos los aspectos de nuestra vida.
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